jueves, 29 de mayo de 2014

Adiós al deporte de mi vida



Este fin de semana voy a jugar mi último partido federado al fútbol sala, sí, cuelgo las botas, a mis treinta años, creo que ha llegado el momento de centrarme más en otras cosas que me llenan mucho más en este momento de mi vida.

Desde los cinco años, llevo jugando a este deporte, en el que he vivido tantos momentos… y entre todos esos momentos, destaca en especial una persona, mi hermano Gaspar, el cogió a mi grupo de amigos del barrio cuando éramos niños y con su ilusión y trabajo, crecimos juntos, y vivimos unos momentos increíbles, convirtiendo un equipo en un gran grupo de amigos, que peleó en varios ocasiones por ganar la liga provincial, pero siempre nos quedamos como eternos subcampeones, ese grupo de Jose, Diego, Javi, Juan, Jesús, Ika, Zurdo, … se mereció mucho más de lo que obtuvo, pero al menos vivimos momentos fantásticos que hoy perduran y que hacen que en la memoria de todos nosotros siempre haya hueco para esos recuerdos y para la figura de mi hermano.
 
En tantos y tantos años, fui pasando por todas las categorías del Club Fútbol Sala Azuqueca, desde Benjamin hasta el Nacional, pasando por años donde tuve la suerte de defender a Castilla La Mancha en el campeonato de España y llegar a ganar dinero por mi hobbie, en todos esos años, no puedo olvidarme de Roa, Luis Carbajo, de Moraga y la confianza que puso Humberto en mí.

Pero llegó la universidad y el hobbie empezaba  a ser responsabilidad y sentía que mi futuro estaría más ligado al esfuerzo clavando codos que con el deporte y fui relegando mi pasión a un nivel de exigencia menor, con una liga menos severa pero competitiva en donde he estado hasta ahora.

Luego llegaron las lesiones, operaciones y una compromiso por intentar sacar un equipo provincial en Azuqueca que no siempre me valoraron y que me provocó muchos quebraderos de cabeza, ya nunca nada volvió a ser igual, porque ya mis compañeros de equipo, solo eran eso compañeros, nunca más conseguimos ser un grupo de amigos, pero sí que me cruce con personas importantes como Marcos, Peke, Ruben, Parrita y en especial con Córdoba que me ha acompañado hasta el final.
 
La temporada pasada, dije adiós al fútbol sala en Azuqueca y jugué un equipazo que ganó todo lo que nunca había ganado durante los años atrás, eso me enseño que a veces las victorias no son tan felices como uno se podía imaginar.

Este año, agradezco a Jaime y Samu, que me invitaran a jugar en su equipo y que me regalaran la capitanía desde el primer momento, siento que no les he devuelto toda la confianza que pusieron en mí, porque sinceramente no he tenido la implicación que me gustaría y por eso en parte lo dejo, ya no siento lo que sentía cuando jugaba a este deporte que lo ha sido todo para mí, quizás porque nunca he vuelto a tener ese grupo de amigos, que mi hermano formó una vez, quizás porque ese grupo ahora lo he encontrado en el atletismos de Villanueva, no sé.

Sólo se que es el momento, que seguiré con mis partiditos de fútbol 7 y alguna pachanga de futbol sala volveré a jugar, pero que como dije un día, es una suerte poder tomar estas decisiones cuando uno quiere y
siente y de eso me siento afortunado, pero ha llegado el momento de colgar las botas y decir adiós al deporte que me ha acompañado toda una vida…

jueves, 15 de mayo de 2014

Hace doce años …



Recuerdo muy bien ese año, 2002, fue año muy difícil en muchos aspectos, pase uno de los momentos más tristes de mi vida, al despedirme de una de las personas que más había marcado mis 18 añitos que tenía por entonces. Tardé mucho tiempo en superarlo, porque con la edad que tenía, en segundo de bachillerato a unos meses de realizar la selectividad todo parecía ponerse en mi contra.
 
Pocos meses después una compañera de clase, decidió dar un giro un increíble en su vida y también se alejó de nosotros y todo junto hacía que viviera una época de demasiado inestabilidad que me hacía dudar de todo en la vida.

Fue entonces, cuando con el de objetivo alcanzar la nota que quería para comenzar mis estudios, me metía en mi burbuja y salía solo de ella para evadirme con un sentimiento que la mayoría no entenderán pero que marcaba más que nunca en esa época mi estado de ánimo, era mi sentimiento madridista.

Estábamos viviendo años dulces, habíamos vivido dos Champions en poco tiempo y allí estábamos otra vez en otra final más, esa temporada Del Bosque también quitó de la titularidad a Casillas, pero en ese último partido contra el Bayer Leverkusen, tras el gol de los goles de Zidane, Casillas saltó al campo por la lesión de su compañero y nació la leyenda del santo. Ese hecho, cambió más que nunca mi estado de ánimo ese año, era un 15 de Mayo de 2002. Después de festejar la novena, en al año más triste de mi vida, la tendencia cambió y se sucedieron una serie de buenas noticias, como la nota de selectividad o el nacimiento de mi sobrina Ainhoa.


Doce años han pasado desde entonces, doce años en los que la vida me ha tratado muy bien, donde la familia no ha dejado de crecer, años en los que hemos disfrutado con los éxitos de España, pero en los que el Madrid en su competición, no ha hecho más que coleccionar fracasos, construyendo a base de talonario una y otra vez un equipo para ganar la décima, pero sin llegar nunca a jugar una final mas.

Ahora, tras doce años, el Madrid puede volver a ganar una Copa de Europa, y el destino ha querido que la final sea frente al Atlético de Madrid, la primera final de la historia de dos equipos de la misma ciudad,  un equipo el colchonero, que por la temporada que lleva y por el presupuesto que tiene puede conseguir uno de los hitos más increíbles de la historia del fútbol. 

Yo quiero la décima, por qué lo siento, vivo unos colores, me emociono cuando escucho a Plácido Domingo cantar el himno, cuando veo el gol de Zidane, el del Pedja, el aguanis de Raúl, porque creo que ya ha llegado el momento. Si ganamos estaré feliz y si no, me sentiré igual de madridista que siempre y felicitaré a aquellas personas que vivan el éxtasis de la felicidad a costa de nuestra pena, porque si algo me ha enseñado la vida, es que el deporte, es una vía de escape increíble donde las alegrías de unos conllevan las lágrimas de otros. Vivamos este momento histórico con rivalidad pero con respecto, enseñemos al mundo todo lo bueno que Madrid tiene y que gane el mejor.

#Respect #RoadtoLisbon

miércoles, 7 de mayo de 2014

Última Visita: Durango



Los días pasan y llega el día de la última excursión esta vez hasta Durango, de nuevo elegimos el Euskotren para desplazarnos hasta allí y llegamos en apenas 30 minutos. La primera sensación que tienes es que Durango es una población mucho más grande que las visitadas hasta ahora, solo su estación soterrada, son un ejemplo de este aspecto. Y cuando sales, ves edificios muchos más modernos que los vistos hasta ahora y crees que no tendrá mucho que ver.

Claro ejemplo, que las primeras sensaciones no siempre son correctas, porque no se tarda en llegar paseando a un casco antiguo, lleno de patrimonio, con dos iglesias en cada extremo y 3-4 calles peatonales, paralelas entre si. En un lado la basílica de Santa María de Uribarri con un pórtico con cubierta de madera, increíblemente grande y al otro lado la Parroquia de Santa Ana, que ladea con el río en una bella estampa de cascadas, con el arco de Santa Ana y la Iglesia.

En esta zona, tenía previsto una representación de la Pasión de Cristo, en la que gran parte del pueblo se involucra, tenía muy buena pinta, ya que el escenario con la fachada de la Parroquia era único, pero el horario de la función no era compatible con el horario de vuelta del Euskotren.

Entre las calles peatonales, numerosas tiendas, el Ayuntamiento, y en la parte más longitudinal el río, que baña los bajos de los edificios colindantes en una imagen más propia de Venecia, que no esperaba en ningún momento ver aquí.



Sin duda un gran colofón a unos días en los que pude conocer un poquito mejor todo la zona de Vizcaya, llena de pueblos preciosos que me dejan un gran recuerdo.

domingo, 4 de mayo de 2014

Bermeo y su vecina Mundaka



La excursión esta vez me llevaría hasta Bermeo, pueblo marinero al este de Vizcaya. Desde Basauri cada hora salen trenes del Euskotren hacía allí, el viaje es una auténtica preciosidad, ya que atraviesas montañas, bosques, ríos, túneles y según te acercas a tu destino la costa de Mundaka y unos preciosos acantilados, que bien merece aparcar el coche y disfrutar de esta hora de viaje por el tren de vía estrecha por un trayecto único a un precio irrisorio menor de  dos euros con tu tarjeta Barik.

La primera sensación que tienes al llegar a Bermeo es el olor a mar, paseas y ves que todo el centro del pueblo es su puerto, ya que todas las calles terminan dando a él, realmente precioso, todo la vista panorámica de las casitas mirando al puerto, los barcos, las esculturas. Un entorno magnifico que quizás no llegue al nivel del graderío del pueblo asturiano de Cudillero, pero también muy bonito.

Luego te pierdes por sus calles, contemplas sus miradores y la zona de la Atalaya, donde las vistas del Cantábrico son increíbles. Y mientras comes, piensas lo que me puedo estar perdiendo al no poder visitar la ermita de San Juan de Gaztelugatxe y su peculiar entorno, debido a la restauración que están sufriendo su escalinata debido al duro invierno.

Pero como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga, ya que gracias a estas obras pude visitar el que sin duda ha sido el pueblo más bonito de todos los que he conocido en Vizcaya, se trata de Mundaka.

A penas tres kilómetros de Bermeo y ubicada en una zona rocosa de cara al Cantábrico, Mundaka me fue conquistando según iba conociéndola, al principio por un paseo por la Naturaleza al borde de unos impresionantes acantilados con unas vistas magnificas al mar, que terminaban en uno de los lados del puerto, desde donde se podía vislumbrar el precioso entorno junto al puerto, con un parque, muchas casitas preciosas, una zona lleva de vida, que ni siquiera estas fotos reflejan lo que se veía.
 
Fueron unos instantes preciosos, el mar entrando en todo ese paraje marinero era muy bonito y me recordaban a otros lugares en el que se combinan agua y casitas, creando verdaderas postales, como en Amsterdam o Brujas.

Realmente unas imágenes de esas que se quedan en el recuerdo y que te llenan de vida para encarar la vuelta a la rutina.