miércoles, 25 de junio de 2014

Pueblos de la Arquitectura Negra en Bici



Este pasado fin de semana mi hermano me tenía preparada una sorpresa, conocer los pueblos de la Arquitectura Negra de Guadalajara en bici, así que allí fuimos, con mis alforjas ysobre todo con muchas ganas de desconectar de la rutina diaria y de pasarlo lo mejor posible.


La aventura comenzaba en Tamajón, donde dejamos el coche, realizamos los últimos ajustes a la bici, nos hicimos las fotos de rigor y comenzamos a pedalear por la sierra alcarreña, así comenzamos a pasar los primeros pueblos, donde íbamos avituallando, hasta llegar al Majaelrayo, que estaba celebrando la festividad de San Juan, con un mercado medieval y una cantidad de guiris por sus calles.


Desde allí, comenzaba la batalla, una larga pista de más de 20 kilómetros, que unían Majaelrayo con Cantalojas, una subida sin fin, que con el peso de la bici y el calor se hizo realmente interminable. Pero el final tuvo recompensa, llegando a un rio, sabe Dios cual sería, junto a un campamento en ruinas, donde nos bañamos como reyes y disfrutamos en primera mano de la naturaleza, qué gran recompensa tuvimos tras la dureza de la subida.


Tras el baño, el camino fue más fácil, llegando al comienzo del Hayedo de la Tejera Negra, Cantalojas y nuestro meta para el primer día, Galve de Sorbe. Un encantador pueblo, donde vimos a una compañera de mi hermano del instituto que nos enseño como toda la población se estaba volcando en preparar el Corpus Christi del día siguiente. Allí, paseamos, nos hicimos mil fotos, hablamos de nuestras cosas,  con una buena cerveza y cenamos a base de bien, tras el intenso día.
 

A la mañana siguiente, nos esperaban 70 kilómetros más, comenzamos la marcha, escuche misa en una bonita parroquia de Condemios de Arriba y fuimos avanzando en nuestras pedaladas entre un paisaje increíble mucho más bello que el del primer día, con una naturaleza hermosa, mientras pasábamos por pueblos como Aldeanueva, El Ordial, Arroyo de Fraguas, así hasta llegar a Umbralejo, una joya de pueblo que se está reconstruyendo en medio del Valle del Sorbe. 
 

Y la penúltima parada era Valverde de los Arroyos, uno de los pueblos más bonitos de los que he visitado en nuestro país, allí volvimos a cargar las pilas, disfrutamos de sus calles, su fuente, su gran pradera y nos encaramamos de nuevo hacia la meta final, Tamajón. Una etapa, preciosa, menos dura que la del día anterior, pero más larga, en donde cada subida se notaba los kilómetros acumulados y sobre todo el calor del fin de semana.


En definitiva, un fin de semana, lleno de grandes momentos, al lado de mi hermano, en lo que espero sea el comienzo de una nueva tradición de escapadas con la bici, para conocer zonas cercanas y bonitas como la Arquitectura Negra de Guadalajara