lunes, 27 de abril de 2015

RNRMadrid2015: Las mil vidas de dos serranos



La verdad no sé muy bien por dónde empezar a escribir, tengo tantas cosas que decir, que me gustaría trasmitirlas de la mejor manera posible. Como siempre se dice, estas cosas deben empezarse por el principio.

Hace un año, tanto mi hermano como yo, corrimos distintos tramos acompañando a gente del Maratón de Madrid 2014, ese día nos decimos, esto tenemos que correrlo. En Agosto, si Agosto me sacó mi dorsal, quedando un mundo por delante, sin saber si podré correr o no. Desde ese momento comienza una temporada deportiva de ensueño, en la que en ningún momento pensé en esta carrera, sino en cada uno de los objetivos que me iba plantando por el camino. Pocos sabían que la correría, mi hermano, Irene y poco más. Durante los meses, en muchos momentos pensé que ni la correría, por las incertidumbres de posibles viajes en el trabajo.

Ya en Marzo, tras bajar mi marca en media en Alcalá, hago público que correré el MAPOMA y que mi objetivo es acabarla con mi hermano, porque la primera tiene que ser con él. Su intención era bajar de las 4h. Las semanas de carga de volumen, no me gustaron, no me gustó esos entrenamientos tan largos, casi siempre solo, me costaron dolores en las rodillas, en la cabeza por no saber si tendría recompensa y alguna que otra discusión con Irene.

Desde el jueves anterior a la carrera, comienzo a sentir un cosquilleo interior increíble, el Whatsapp del club echa humo y empiezo a pensar en el maratón en todo momento. El viernes, recojo mi dorsal, la manera en la que entré a la feria del corredor se merece un post aparte, pero mejor que cada interesado me pregunte, lamentable las colas de entrada.  Del viernes al sábado, sueño con la carrera, os juro que me levanté sudado. Y ya el sábado, fue un día extraño, sin querer hacer mucho esfuerzo, estirando, viendo que nos iba a llover y cambiando algún plan a última hora. No dormí mucho, a penas estuve seis horas en la cama, pero me levanté feliz, ilusionado y fresco como una lechuga.

En el tren con Gaspar y David (su compañero de entrenos), comenzamos a sentir la carrera, empezamos a ver a mas corredores. Llegamos al Ropero y allí veo a Verdeal y Edu, dejamos la ropa, nos colocamos nuestro poncho, me despido del resto de la familia villana que había por allí y nos vamos hacía la salida, donde nos juntamos con Nico, compañero del Club de Marchamalo.

Y llega la salida, ni siquiera sabemos si ya hemos salido o no, tardamos unos cinco minutos en pasar por el arco y los primeros metros apenas podemos correr, entre gente que iba muy lenta y otros que adelantaban como si les fuese la vida. Veo a Jaime hijo y familia y a Erika, y poco después a Félix el primer villano con el que me cruzo. Los primeros kilómetros nos salen por encima del ritmo objetivo, pero no pasa nada, voy disfrutando, en muchos momentos se me ponen la piel de gallina, de ver tanta gente, pasar por el Bernabeu, puff, increíble.


Damos la vuelta a Plaza Castilla y empieza un terreno muy favorable, mi hermano nos recuerda más de una vez que no tenemos que emocionarnos y a penas recuperamos terreno perdido, en ese momento empiezo a sentir que me meo, como una persona mayor, que así no voy a aguantar mucho. Todo Bravo Murillo busco donde puedo parar y no es hasta pasar Cuatro Caminos, cuando puedo parar en un parquecillo, me tiro más de 1min30 meando y durante los siguientes kilómetros me pongo a 4:30 para pillar a mi hermano, en esas recuerdo volver a ver a Jaime y familia. Hemos hecho ya 11 kilómetros pero me siento radiante.

Los siguientes kilómetros, bordamos los tiempos, 5:25, veo bien a mi hermano y por momentos creo que estoy soñando, nos separamos con la gente de la media y comenzamos a correr más a gusto y disfruto de la espectacular pancarta que las mujeres de nuestros patas cagas tenían para los villanos. Pasamos por encima de una casi desierta Castellana y volvemos de nuevo a Bravo Murillo, donde coincido con Jose durante un par de minutos, recuerdo que me dice, “vas sobrao” y la verdad así era, me dice un poco como va la gente, que tengo a Juanjo y Sergio al lado y que las chicas ya habían pasado el 10. 


Por delante tenemos la parte más bonita de la carrera, enfilamos la calle de San  Bernardo hacía Gran Vía y allí tengo a Irene con su padre, pobrecita mía como se ha calado por verme en mi día, me emociono de pensarlo. Julián, su padre me choca la mano e impide que la foto que llevaba preparando Irene durante más de veinte minutos no salga, pobre. Encaramos Callao, que de gente por favor, veo Sol a lo lejos, esto parece una etapa del Tour. Llegamos a Sol y allí tengo a Pablo y a Lourdes, joer que emoción verlos, gracias. Y pocos metros después está Merce animándonos. La calle mayor es impresionante, subimos aupados por la gente, torcemos en la Almudena y pasamos el Palacio Real, recuerdo que la banda en ese momento estaba tocando la canción “Paqui palla” de la Fuga, el subidón es brutal. Al comienzo de la Calle Ferraz, tengo otra vez a Irene, animándome, qué grande!!! 

Pasamos la media, 1h55, si fuésemos a este ritmo, conseguiríamos nuestro objetivo, pero soy consciente, que la segunda parte es más dura y que cualquier problema nos va a privar del sub4h. Al final de la Calle Ferraz, veo a lo lejos a Tomas Rivilla, acelero y charlo con él, hasta que al torcer una nueva meada nos separa. Creo que me he pasado con la bebida, porque mear dos veces y tanto, en una carrera así…El siguiente kilometro de nuevo me tengo que poner 4:30 para alcanzar a mí hermano, en esas paso por una espectacular fuente, que no sabía ni siquiera que existía en el Parque del Oeste, le hago foto y sigo remontando, llevamos 25 km y estoy fuerte. Llegamos al globo de las 4horas, y allí tengo a Juanjo, vamos juntos durante buen rato.

En Príncipe Pio, vemos a mi cuñada Cristina con mi sobrina Alba, su sonrisa me da más fuerza que cualquier gel, con la que esta cayendo y allí esta riéndose con su abriguito rosita. Increíble lo de las familias animando en un día de perros como este. El puente del río que nos lleva hacía la casa Campo es otro de esos puntos que te ponen los pelos de punta. A pocos metros esta Irene de nuevo. En la Casa Campo, llovía impresionante, al pasar junto al lago. Hay unos metros que no sabemos muy bien donde estamos cada uno y al poco Nico, nos dice que David ha pinchado, veo a mi hermano con un momento de duda y sinceramente pienso que se quiere quedar a esperarle, pero mira hacia adelante y seguimos, llevamos muchos kilómetros bordando nuestro ritmo objetivo, el objetivo esta a 12km.
La cuesta de la salida de la Casa Campo, se atasca y veo a mi hermano que se queda atrás unos metros, pero según cogemos la Av. De Portugal se me pega de nuevo, vemos de nuevo a Irene y a Julián, algo antes de lo que me esperaba y pocos metros después, Cristina y Alba. Según nos ponemos paralelos al rio, veo como mi hermano se sigue quedando, los kilómetros que estaban siendo 5:25, empiezan a ser de unos veinte segundos más, nos pasa el globo de las 4 horas y Juanjo con él. Gaspar empieza a agachar la cabeza, empiezo a animarle, a animar a la gente para que nos anime. Veo que está sufriendo y al pasar por el puente del Vicente Calderón, me doy cuenta que esto se nos va a hacer muy largo, porque a penas levanta la cabeza para ver el estadio, pero aún así aguantamos por debajo de 6min/km.
La vuelta hacia atrás en el Paseo de Virgen del Puerto, es sin duda el peor momento para mí en toda la maratón, escucho a mi hermano que le dan unas arcadas y al poco empieza a vomitar, le digo que si paramos, pero continua corriendo, me da un ejemplo de sufrimiento brutal, que aún escribiendo esto me emociona, llegamos al Paseo Imperial y le recuerdo la de veces que nos ha hablado nuestro padre de esta calle, no sé siquiera si me escucha, los kilómetros se hacen cada vez más largos, la gente nos empieza a pasar y eso a mí hermano le hunde aún más, en algún momento pienso que si no querrá tirar la toalla, que lo que estaba siendo un sueño, no quería que se convirtiera en pesadilla.

En el Paseo de las Acacias veo a Pablo y Lourdes, me detengo a conversar con ellos, me hizo mucha ilusión verles. Esos kilómetros que enciman pican hacía arriba, se nos van cerca de los ocho minutos, le recuerdo mil veces que somos un ejemplo, que vamos a terminar, que para mi va a ser un día inolvidable, que levante la cabeza, que se estire, que piense en positivo, le intento dar agua, protegerle de la lluvia, pero cada kilometro se hace eterno. La verdad es si algo tiene esta prueba, es con el final que tiene si llegas sin fuerzas mueres, porque la última parte es dura. En Atocha, me detengo con nuestras compis del club Gema y Laura y al poco ya estaba de nuevo Irene con su padre, como se lo han currado para llegar a todos los puntos posibles…

Todo el Paseo de Recoletos se me hace un calvario, verte entero y no dejar de sentir como te adelantan por un lado y otro es una situación difícil, pero mi hermano no dejo ni un momento de correr y yo no dude en ningún momento en hacer mi carrera y dejarle tirado. Parecía que no llegábamos a Colon, torcemos y aun nos quedaba subir por la Calle Velázquez, las últimas posibilidades de pegarnos a las cuatro horas desaparecen, pero una sensación de emoción me embarga, empiezo a sentir que si hemos llegado hasta allí, ya pase lo que pase voy a acabar la maratón. 

Y de pronto llegamos a Príncipe de Vergara, y le digo a mi hermanos, “Vamos que ya vemos el Retiro” y veo que levanta la cabeza y empieza a mejorar su cadencia, aprovechando la bajada, se me saltan las lágrimas, porque veo que ya lo tenemos hecho. Llegando al Retiro, esta Cristina y Alba, mi hermano se agacha a besar a su hija y me pide que le agarre y que le levante para seguir corriendo y afrontamos la entrada al Retiro con una satisfacción infinita, ya no había dolor, ni sufrimiento, los sentimientos de ese momento, recompensan tanto esfuerzo y quizás es por estas cosas por las que practico un deporte como este.

Cuando divisamos la meta a lo lejos, mi hermano me agarra la mano y recorremos los últimos metros más juntos que nunca, alzando los brazos al cruzar la meta y fundiéndonos en un abrazo entre lagrimas de felicidad, porque lo habíamos conseguido.

Luego llegaría la odisea hasta llegar al ropero, entre la lluvia y el frio, lo pase bastante mal. Pero me sentía realizado, sabía que podía haber hecho mucho mejor tiempo corriendo por mi cuenta, pero sino nunca hubiera vivido esto, y ha sido algo inolvidable.

Mis felicitaciones a todos los villanos que han corrido, en un día épico, a todos los que han venido a animarnos, a Sergio por bajar de 4 horas, crack!! A Edu y Verdeal, por mejorarse cada día. A Nati y Laura, por hacer realidad su locura. A Irene y Julian, por recorrerse Madrid persiguiéndome y en especial a mi hermano Gaspar, que me ha regalado uno de esos momentos que se nos quedaran guardados para siempre en nuestra memoria.
 
Maratón de Madrid, Volveré!!!!

Por favor mirad el video que me ha regalado Irene, gracias!!!

sábado, 18 de abril de 2015

Cáceres:Patrimonio de la Humanidad

El viaje de mi club de Atletismo este año nos llevo a Cáceres, la segunda visita a Extremadura en pocos meses, tras haber conocido Mérida, en el mes de Febrero. La aventura comenzaba cuando aún estaban poniendo las calles y los primeros indicios de luz se abrían paso en el pasado sábado, en ese momento un autobús cargado de villanos, nos recogía en Azuqueca y entre risas, ventosas y alguna historia más para el recuerdo, comenzaba un largo viaje, cruzando la península, hasta llegar a la capital extremeña.

Tras dejar nuestras cosas en el hotel Alfonso IX que nos daría cobijo esa noche y de recoger el dorsal para la carrera del día siguiente, comenzamos la visita de la ciudad. Comenzando desde la impresionante Plaza Mayor, una alargada plaza, con una serie de soportales a uno lado, el comienzo de la ciudad histórica al otro y el ayuntamiento en uno de los extremos, con un ambiente impresionante lleno de gente y de terracitas que aprovechaban el buen día que hacía.

Las calles adoquinadas del casco histórico, son realmente preciosas, comenzando en el Arco de Estrella y pasando por un patrimonio riquísimo, lleno de iglesias, torres y plazas que sinceramente me sorprendieron, porque no esperaba encontrar tanta belleza, la plaza de San Mateo, las escaleras en la plaza de san Jorge, un subí baja, de calles llenas de historia.

Tras fotos, comidas, una leve siesta, tapitas, visita a museos y al conservado Aljibe, el día fue avanzando y con la noche poco a poco nos fuimos a descansar para coger fuerzas antes de la media maratón que teníamos al día siguiente.

La carrera fue realmente increíble, ver como una localidad se vuelca en su carrera es digno de recalcar, estamos cansados de ir a carreras con recorridos aburridos que apenas pisan el centro de la localidad y sacan su carrera a las afueras, donde no molesten. En Cáceres, fue distinto, la salida y meta en la plaza Mayor de la ciudad, y los dos primeros kilómetros, a través del adoquinado de su casco antiguo en un recorrido, incomodo pero precioso, luego la carrera se abría con largas y anchas avenidas repartidas en tres brazos, desde donde ibas y venías y te cruzabas en cada giro con todos tus compañeros villanos, así hasta llegar de nuevo a la plaza Mayor y comenzar la segunda vuelta.

Fue la primera carrera, desde que era niño, que lo corría sin reloj, ni Garmin, ni cronómetro, ni nada, ya que un olvido dejó mi GPS cargándose en casa durante todo el fin de semana, pero como dice el dicho no hay mal que por bien no venga, porque el estar sin reloj, me permitió disfrutar de la carrera como en pocas, corriendo totalmente por sensaciones, disfrutando de la ciudad de sus calles, de cada kilómetro, de cada cabeza que me llevaba a la saca y al final al cruzar la línea de meta descubriendo que las emociones me habían llevado de nuevo a bajar en una media de 1h30.

Después vinieron las felicitaciones, la comida de despedida en el hotel y el retorno. Un nuevo fin de semana vivido al máximo, conjugando dos de mis pasiones deporte y turismo, acompañado de esta gran familia de la que me siento super orgulloso de formar parte y de Irene, que allí estaba dándome ánimos como siempre.

martes, 14 de abril de 2015

Riopar: El nacimiento del Río Mundo



Entre procesiones, tambor, intentos fallidos de obtener records Guinness, quise sacar un hueco en la visita realizada a la cuna de mis padres, durante la Semana Santa, Hellín, para nutrirme de Naturaleza y que mejor manera que esta.

 
Desde que era niño no había vuelto a este lugar, en medio de la Sierra del Segura, un entorno mágico y singular conocido como los chorros del Rio Mundo. En esos chorros brota el agua que da luz al Rio Mundo, uno de los afluentes más importantes del Rio Segura.


En una hora, desde Hellín, nos plantamos en Riopar, la localidad más cercana a este precioso monumento de la Naturaleza. No la recordaba para nada así, un bosque lleno de pinos y encinas, del que partía una ruta a pies de un tranquilo cauce de un río, que poco metros más arriba se convertía en salvaje, con una caída de agua de más de 200 metros, desde donde “el Mundo” nace.

Varios puentes y miradores de fácil acceso nos permiten contemplar su majestuosidad. Ver como el agua impacta contra las rocas, es un espectáculo digno de ver, que te purifica por dentro y te da fuerzas para lo que queda de curso, más aún cuando estaba a punto de volver al estrés, los madrugones, los atascos, la contaminación y las prisas.


Aquí por un momento pude respirar paz, nutrirme de la belleza de la naturaleza y revivir un lugar que casi había quedado olvidado en mi infancia.

viernes, 3 de abril de 2015

Varsovia: Qué ver en la capital polaca



Llegamos a Varsovia con la de idea de encontrarnos una ciudad sin mucho reclamo turístico, eclipsada por otras ciudades polacas como Crackovia, pero volvemos con la sensación de encontrar una ciudad perfecta para conocer en 2-3 días.

La llegada a pesar de la desapacible lluvia, fue espectacular al divisar la gran belleza del edificio del Palacio de Cultura y más aún al descubrir que nuestro alojamiento tenía una vista privilegiada al mismo. Muy cerca de allí, comienza una de las calles más importantes de la ciudad, llamada Nowy Swiat, con un gran número de tiendas y edificios históricos a ambos lados y lo más reseñable una cantidad de vida, de gente joven en las calles, que no es frecuente ver en muchas ciudades europeas.

Al final de la calle, el Stare Miasto (o la ciudad vieja), un conjunto de calles adoquinadas, patrimonio de la Humanidad, con una doble muralla, varias iglesias y la Plaza del Mercados, con la sirena que protege la ciudad en su centro. Es una zona preciosa que solo ella bien merece la pena conocer la ciudad.

  
Podemos decir que Varsovia tiene 4 zonas visitables, el Palacio de Cultura, que es el centro de la ciudad, zona financiera de la capital, con una gran cantidad de rascacielos. Subir a lo alto del Palacio de Cultura, es una visita recomendada, aunque me llamó más la atención las vistas hacía el edificio, que desde el propio edificio.

Por otro lado el Stare Miasto y Newe Miasto, las ciudades viejas y nueva, respectivamente, que se encuentran, juntas, al norte, del actual Varsovia. Otra de las zonas reseñables es el Palacio de Wilanov, bastante retirado y al que tenemos que llegar en Bus; y finalmente el Parque Lazienki.

En muchas guías, también hablan del barrio de Praga, pero tras recorrerlo, no encontramos ninguna razón reseñable como para visitarlo.

Sinceramente, merece mucho más la pena, perderse por el parque de Lazienkowski, un encantador paraje, con riachuelos, arboles, puentes, ardillas, estanque, palacios y hasta un teatro. Un lugar para realizar miles de fotos y disfrutar de la naturaleza en medio de la ciudad.
 
El alejado Palacio de Wilanow, me recordó a alguno de los palacios que tenemos en España, como el de la Granja, salvando las diferencias, su visita, una gran exposición de cuadros de la que no dispongo la cultura suficiente para opinar, y unos preciosos jardines, con una gran lago a su alrededor.

En definitiva, un buen puñado de momentos, de lugares, muchos guardados para siempre en fotografías, que quedaran siempre para el recuerdo, es especial captando el Palacio de Cultura, en cualquier rincón del Stare Miasto y en el Parque Lazienki.