miércoles, 6 de septiembre de 2017

Las landas en Bici





Como todas estas aventuras que termino haciendo, todo empieza por algo que escuchas, se te queda ahí metido y en cuanto se da la oportunidad terminas embarcado en un nuevo viaje, cargado con tu bici.

En esta ocasión el destino sería Las Landas;  un gran bosque que se extiende paralelo a la costa Atlántica del Sur de Francia, justo encima del País Vasco, en cuyo interior podíamos encontrar un entorno de naturaleza, con grandes lagos y el carril bici EV1 de “La Velodyssey”, que penetraba por el interior bosque, en un fabuloso viaje entre árboles, pueblos, lagos, ríos y playas.

La aventura la repartimos en tres días de bici, más uno conociendo Burdeos, la capital de la región francesa de Aquitania, donde se encuentran Las Landas, siendo la ciudad más grande de esta zona de Francia. Alquilamos una furgoneta, donde meter las tres bicis de mis dos acompañantes de esta aventura, Buitre y Chime y a la salida del trabajo nos fuimos rumbo a Irún, donde dormimos la primera noche, al preferir ya que llegaríamos de noche, hospedarnos aún en España.


Dia 1: Bayona – Lit et Mixed 79km

Por la mañana cruzamos la frontera y nos plantamos en Bayona, dejando la furgoneta en el apeadero de Boucau, por el que ya transcurría el carril bici que nos adentraría por la Landas. Desde allí comenzó una aventura llena de grandes momentos, mientras alcanzábamos distintas poblaciones, en una de ellas, Capbreton, me llamó la atención su embarcadero y un alto puente sobre un canal que terminaba en otro inmenso lago, desde donde unos jóvenes saltaban abajo. 
  
La ruta, estaba siempre bien indicada y solo tenías dudas al llegar a alguna población al cruzarse con otros carriles bici, pero mientras tengas claro, cual es la siguiente población que tienes que alcanzar es imposible perderse.  Comimos en la playa de un precioso lago y pusimos rumbo hasta León, que en condiciones normales hubiera sido nuestro primer destino, pero que en el momento de reservar los alojamientos, no tenía disponibilidad, por lo que seguimos avanzando, visitando el lago homónimo que nace junto a la población y desviándonos unos kilómetros de la ruta original para alcanzar la población Lit et Mixed, donde pasamos la primera noche y donde tuvimos tiempo para darnos un chapuzón en la piscina de nuestro alojamiento.


Dia 2: Lit et Mixed – Biscarrose Navarrose 79km

El Segundo día despertaba nublado y al llegar a Mimizan, donde volvíamos a enlazar con la ruta original, nos empezaría a llover. Una verdadera faena, porque aunque estábamos preparados para el mal tiempo, la lluvia nos impedía disfrutar de un entorno que empezaba a ser realmente hermoso, penetrando cada vez más en unos bosques increíbles que se metían casi hasta la mismísima playa, un contraste de árboles y arena de playa difícil de encontrar en otros sitios. 
 
En uno de los pueblos que pasamos, terminamos entrando en una pastelería donde comimos tan ricamente y seguimos nuestro rumbo paralelos al inmenso lago de los hidroaviones de Biscarrose, momento en el que las nubes desaparecieron permitiéndonos disfrutar del viaje. Continuamos unos pocos kilómetros hasta la zona conocida como la Navarrose, un espectacular camping, lleno de autocaravanas a pies de un nuevo lago, un típico sitio de vacaciones  para los franceses a tenor de los servicios que habían por la zona.

Día 3: Biscarrose Navarrose– Burdeos 107km

Lo mejor lo íbamos a dejar para el último día, atravesando una zona imprescindible si alguna vez quieres visitar las landas. A los pocos kilómetros de empezar la etapa, nos adentramos en el bosque y comenzamos una seria de subidas y bajadas por un entorno precioso, siendo esta la única parte del todo nuestro “Tour de Francia” con algo de pendiente. 

Esta parte del recorrido, no se me quitaba la sonrisa de la cara, lo disfruté como un niño con zapatos nuevos, porque el paisaje era magnífico y de pronto nuestro camino desembocaba en Biscarrosse-Plage, una localidad bastante turística, con una playa grandísima.

Pocos kilómetros después llegamos a un lugar de ensueño, porque el que solo por él merece la pena visitar esta parte de Francia, se trataba de la Duna de Pilat, una montaña de tierra de unos 100 metros de altura, la duna más grande de toda Europa, que separaba el frondoso bosque, con la costa atlántica. Tras escalar, la montaña, llegamos al paraíso, las vistas de la cima de la duna eran realmente increíbles, una de esas imágenes que se te quedan grabadas en tu mente, con un mar azul, en donde se extendían unas pequeñas islas a pocos metros de la orillas, fruto seguro de la arena de la propia duna, dando una estampa realmente única.





La bajada de la duna, era una pasada, saltando, corriendo, esquiando, dejándote caer rodando, me hubiera quedado todo el día, pero teníamos que avanzar en nuestra etapa.


La siguiente localidad era Arcachon, una multitud de carriles bici, empezaron a aflorar y no teníamos muy claro por donde seguir, porque desde esta población ya teníamos que salirnos de la ruta de las landas, para irnos rumbo a Burdeos. Sin saber muy bien cómo, acabamos en la oficina de turismo, donde nos dijeron que hasta Burdeos, no llegaba ningún carril bici, dudamos sin coger el tren desde allí, pero finalmente nos aventuramos a terminar nuestro Tour en bicicleta, y cualquier intento por ir por caminos, u otra alternativa que no fuera el arcén de un larga carretera recta que separaba los 40km que nos restaba hasta Burdeos, fue en vano. 

Una vez en Burdeos, nos dio tiempo a ver el partido de España Italia y pasear por la noche por alguno de los puntos más emblemáticos de la ciudad.





Día 4: Conociendo Burdeos

Como ya es tradición cada vez que visito una ciudad, salí a correr mientras me hacía fotos por la ciudad, Burdeos me pareció encantadora, con el rio Garona, el puente de Piedra, la catedral y su torre Pey Berland, la plaza de Bourse, la fuente de los Girondinos en mitad de la plaza de los Quincoces, y la gran cantidad de puertas de acceso a la ciudad. 




Con nuestras bicis, tranquilamente, llegamos a la Ciudad del Vino, un moderno museo, que ensalza el símbolo de esta ciudad y recorrimos una y otra orilla del rio, dejándonos encandilar por una ciudad que aunque pequeña en cuestión de monumentos, me pareció realmente hermosa.