Este pasado puente de Diciembre,
en nuestra expansión de seguir viajando por el mundo nos ha llevado a pisar el
continente africano, para conocer Rabat, la capital del Reino de Marruecos.
Este ha sido mi primer viaje al
continente africano y debo reconocer que era bastante reacio a visitar
Marruecos, sin embargo es uno de los viajes que más me ha sorprendido para
bien, ya que como bien se dice, viajar abre la mente y gracias a este viaje he
podido descubrir de primera mano como muchas ideas que tenía en mi cabeza sobre
Marruecos, los marroquís o el islam era errónea.
En Rabat, he visto como gente que
por su apariencia te podría generar inseguridad son increíblemente amables, la
ciudad no está en mitad de un desierto, más bien en muchos momentos sientes que
estas visitando una ciudad andaluza, por la cantidad de monumentos semejantes a
los que encontramos en ciudades como Sevilla, Málaga o Granada, fruto de la
invasión musulmana a nuestra península, que nos dejó una riqueza de patrimonio
que este viaje me hace aún más valorar. Y por último, he visto una ciudad muy
segura en la que aunque el Islam sea la religión predominante, se convive con
diferentes religiones, existen iglesias católicas y no todas las mujeres
musulmanas utilizan burka, velo u otra prenda para tapar su pelo o casi todo el
rostro.
· Datos Importantes
Si alguna vez piensas viajar a
Rabat, decir que la moneda es el dirham (MAD). Aproximadamente 1€ son 10 MAD. La hora es una menos que en la
península y sin ninguna duda, la mejor manera es llegar por avión, ya que el
aeropuerto de la ciudad, se encuentra cerquísima de la ciudad, y desde Madrid
hay rutas de bajo coste que te llevan a Rabat por muy poco dinero. Desde el
aeropuerto, tras la llegada de cada vuelo hay autobuses que por 2€ al cambio te
llevan al centro de la ciudad, junto la parada de Tren Central, llamada Rabat
Ville.
Por cierto, si buscas
alojamiento, la mejor zona es cerca de la estación Central, podrás ir andando a
todos los atractivos de la ciudad y tendrás a tiro de piedra una gran oferta de
restaurantes y la posibilidad de desplazarte fácilmente a otras ciudades como
Fez o Casablanca.
Qué Visitar
Cómo decía es el lugar perfecto
para buscar alojamiento, con una larga avenida (Avenida Mohamed V), que cruza
la ciudad desde la Ciudad Antigua hasta la Mezquita As Souna. La de veces que
habremos subido y bajado por el precioso Boulevard.
Para situarnos un poco, si
miramos desde el Boulevard, dejando la estación central a nuestra izquierda, la
Medina (la ciudad antigua) estará de frente, a nuestra espalda la Mezquita As
Souna. Hacía la derecha llegaríamos a la Explanada de la Torre de Hassan y
hacía la izquierda, nos toparíamos con las murallas de la ciudad que llegan
hasta el palacio Real.
La Medina, es un sinfín de
pequeñas calles, donde se desarrolla el día a día de la ciudad, es como un
centro comercial al aire libre a la vieja usanza, donde puedes encontrar de
todo, puestecillos de alimentación, de zapatos, de ropa, alfombras, souvenirs,
electrónica. En muchos momentos me recordaba a la España que nuestros padres o
abuelos siempre nos cuentan, los comerciantes movían la mercancía con carros y
muchos autóctonos se movían con esas motillos que veíamos en el “Cuentame”.
Aunque en muchos momentos veas
pobreza, es una medina, limpia, aseada, segura, en la que disfrutaras
recorriéndola de principio a fin y en la que te será difícil no comprar algo.
Lo de limpia y aseada, lo digo por algo.
- La kasbah
medieval de los Udayas
Todo el entorno de la Alcazaba de
los Udayas, es un barrio construido en un risco sobre el atlántico, con vistas
a la desembocadura del rio Bu Refreg. Particularmente ha sido la zona que más
me ha sorprendido, con unas calles estrechísimas, pintadas de blanco y azul. Se
sitúa en la parte más alta de la ciudad y tiene muchos lugares especiales,
jardines, una impresionante terracita-bar con una vistas únicas, la zona
amurallada hacía el atlántico. Una zona por la que solo por ella volvería a la
ciudad.
- La
Explanada de la Torre Hassan
Esta famosa torre de 44 metros de
altura (que nos encontramos en obras), es uno de los tres grandes mirantes que
construyeron los almohades, otro de ellos es la Giralda, la torre está rodeada
de un gran número de columnas, ruinas de lo que fué una impresionante mezquita.
En frente de la torre, se encuentran los mausoleos de Hassan II y Mohamed V.
En la parte derecha de la
explanada, mirando hacía la torre, podemos salir hacía el río, disfrutando de
un fantástico paseo, que nos lleva hasta la zona de los Udaya, dejando siempre
la medina en nuestro lado izquierdo.
En poco más de una hora en tren
desde Rabat Ville y un precio de 35 dirhams, pasamos un día en Casablanca.
Casablanca es una ciudad, con una parte más moderna, empresarial, cuyo mayor
atractivo turístico es la gran Mezquita Hassan II, una obra faraónica,
construida en el mar, pero rodeada de una pobreza increíble, donde más que
nunca sentí el contraste de la mayor grandeza a un lado y en la esquina de al
lado, barrios en los que la gente vivía en niveles ínfimos de higiene.
La mezquita, se puede visitar de
forma guiada y en varios idiomas, con varios pases en horario de mañana y un
precio de unos 12€ al cambio. Es una obra que merece la pena visitar, en primer
lugar porque muy pocas mezquitas permiten la visita a los no musulmanes, pero
especialmente por una obra de una grandeza única.
De vuelta hacía la estación
paseamos por la Medina de la ciudad, nada que ver con la de Rabat, mucho más
sucia con zonas que literalmente daban asco, pero que supusieron una verdadera
experiencia.
Y esto ha sido todo nuestro
viaje, de verdad os digo, una ciudad muy recomendable, que me ha sorprendido
muchísimo y que me ha hecho apuntar en mis próximos destinos otra ciudad
marroquí como es Marrakech ya que si todo el mundo dice que es aún más bonita
que Rabat y Rabat ya me ha encantando, debe ser increíble.