Para acabar las vacaciones de
verano de este 2018, que mejor forma que unos días por Asturias, haciendo
deporte, turismo, naturaleza, comer bien y también beber.
Oviedo
Aunque ya conocía esta ciudad de
hace años, ahora la he podido visitar con más calma, pequeña, pero con mucho
encanto, paseando entre sus plazas, fotografiándome con su multitud de
estatuas, Mafalda, Woody Allen, la culona, la gorda. Visitar la catedral, comer
un buen cachopo y beber sidra en la calle Gascona.
Con el Tour de la Regenta, que
por solo 4€ te recorría todo el casco antigua de la ciudad, conocí un poco más
de la historia de Asturias, la verdad sobre la batalla de Pelayo, la Abeja
Maya, Letizia, el robo de las reliquias de la Catedral, el Asturias Patria
Querida y un sinfín de anécdotas que a medio camino entre la realidad y la
leyenda te muestran un Oviedo apasionante.
El Descenso del Sella
Este año se nota que ha llovido
de lo lindo y el Sella bajaba con mayor caudal que la vez anterior que realice
esta actividad, además como este fin de semana coincidía con un festival en
Arriondas, era increíble la cantidad de piraguas que nos adentrábamos en las
agua remando con mayor o menos destreza hacía Ribadesella.
Covadonga y sus lagos
He necesitado tres visitas a
Asturias para conocer al final los lagos de Covadonga, las veces anteriores a
pesar de subir y estas a escasos metros de los lagos, por culpa de la niebla no
fui capaz de contemplar su belleza.
Si bien, me dejó bastante mejor
sabor de boca aquellas visitas que el circo que he visto esta vez, me cuesta
tanto disfrutar de este regalo de la Naturaleza, cuando esta atestado de gente
y es que menudo negocio hay montado en torno a los lagos, no veo mal que corten
el tráfico y solo permitan subir a los autobuses, ya me parece más discutible
los 9€ por persona que cuesta la ida y la vuelta, pero el problema no es ese,
sino que no dejan de subir y bajar autobuses durante todo el día, plagaditos de
turistas como yo, que convertían ese paraíso de montaña, vistas y agua, en algo
más parecido a la calle “el coño” de Benidorm.
En fin, será que pienso en
montaña e imagino, paz, silencio, tranquilidad.
Sin ninguna duda y a pesar de la
cantidad de gente, merece la pena visitar los lagos y detener a mitad camino a
visitar a la Santina, su cueva, Pelayo y el Santuario.
Ruta del Cares
Aquí si que disfruté como un
verdadero enano, realizando los 11 km que separan Poncebos con Cain, haciéndome
fotos cada nada, disfrutando de esas vistas, de la “Garganta Divina”, sobre el
rio Cares, en una ruta esculpida en la roca que atraviesa cuevas, puentes, con
unas vistas vertiginosas del desfiladero.
Como no tuve bastante, al llegar
a Cain, me apreté mis zapatillas, comí el plátano y el agua que llevaba y volví
corriendo hasta mi inicio, entre los ánimos de muchos senderistas, que me
pusieron una sonrisa en el rostro que ya necesitaba, tras unos meses sin poder
entrenar o con muy malas sensaciones cuando lo hacía. El golpe de autoestima
que necesitaba ahora que arranca la temporada.
Los Pueblos: Cangas, Llanes,
Ribadesella.
Cuando solo estas cinco días en
una zona con tantas cosas que hacer y visitar tienes que aprovechar el tiempo y
sacrificar algunas cosas por hacer otras, pero han cundido de lo lindo, pasando
las tardes noche siempre en algún pueblecito.
En Cangas, paseando por sus
calles, fotografiando su maravilloso puente, desde arriba, desde abajo, junto
al rio.
En Llanes, conociendo el mirador
junto a la pequeña playa del Sablón con unas vistas increíbles de la población
por un lado y de la inmensidad del mar por el otro. El puerto, los cubos de
colores.
Y en Ribadesella, comprobando lo
fría que esta el agua por estos lares, paseando por fabuloso camino que
asciende hacia la ermita.
Y en todos los sitios, buena
comida, probando alguna cosa que no había probado, disfrutando de esa cualidad
de esta zona de nuestro país, que me hace regresar a casa seguro con más peso
que con el que vine a pesar de todo el ejercicio que he hecho, Asturias para la
comida es diferente. Y para muchas cosas más también.