Por fin he sacado un rato para
actualizar el blog, con lo vivido el pasado 12 de Octubre, aprovechando la
Semana Cervantina de Alcalá de Henares, que conmemora el nacimiento de Miguel
de Cervantes, nos fuimos la familia a pasar el día a Alcalá, pero no valía con
ir de cualquier manera, se me ocurrió que podríamos ir disfrazados de Cervantes…
No todo puede ser trabajar, madrugar,
quebraderos de cabeza o entrenar, en esta vida tiene que haber tiempo para todo
y sin duda nos echamos unas risas increíbles, ataviados con los trajes de la
época. Nos pidieron fotos, porque por mucho que fuera el mercado medieval, no
pasábamos para nada desapercibidos.
Y lejos de todo, lo más
importante, vivimos un día en familia magnífico, mi madre no conocía a penas
nada de Alcalá, nunca la habíamos traído a hacer turismo y a pesar de vivir tan
cerquita durante tanto tiempo, no había entrado en ninguno de los sitios
característicos de la ciudad.
Comenzamos el tour, con la
Universidad, la verdadera complutense, una maravilla llena de historia; su
fachada, el Cardenal Cisneros, sus patios y el Paraninfo, donde se entregan los
premios Cervantes. Una verdadera joya.
De allí subimos a la Torre de lo
que queda de la Iglesia Santa María y entramos en la Capilla del Oidor, donde
se encuentra la pila bautismal de Miguel de Cervantes.
Después un paseo por la feria,
una cervecita por los puestos y comer en una de las tabernas típicas de la
calle Mayor, para mí una de las calles más preciosas no solo de Alcalá sino de
toda España, llena de curiosidades, como las mirillas de las casas que aún se
conservan en alguno de los soportales.
Trás comer, visitamos la Catedral
Magistral de los Santos Niños, subiendo hasta lo alto de su torre y contando a
mi familia un poco de la historia de los niños Justo y Pastor, que fueron
asesinados por no negar su fe cristiana.
Para acabar visitamos el Palacio
Arzobispal, donde se estaban celebrando las peleas de caballeros.
Un día inolvidable, que poder
compartirlo con mis padres y verles tan bien con el año que hemos pasado tiene
aún más valor para mí. Sin duda, no hay
que irse muy lejos para vivir momentos únicos, al final estar disfrazados de
Cervantes, solo fue una anécdota. Lo importante como siempre de estos días el
saquito lleno de recuerdos que nos traemos.