No es el sitio más bonito, ni el más
impresionante, ni siquiera siento que mucha gente lo considere como un lugar
idilico o donde merezca la pena volver, pero este pequeño rinconcito del Mar
Menor es para mí un paraiso y más en estas fechas fuera de temporada.
Lo Pagan, me proporciona la capacidad de
desconectar, ir a la playa de la curva, descalzarme, acercarme a la orilla,
tumbarme y escuchar, escuchar la leve brisa del mar chocando en mis pies,
meterme en el agua y pasear junto a la orilla, observar el vuelo de las
gaviotas.
Y sino salir a correr entre los molinos, a un
lado el mar Menor, al otro el Parque Natural de las Salinas y el Mediterraneo,
y en medio un largo camino, mis zapatillas y yo, sin duda es el camino que más
veces he recorrido y en verano puedo disfrutar de unas puestas de sol
increibles.
Es cierto que en los meses estivales, hay
demasiada gente, las temperaturas son casi insoportables, la playa esta hecha
caldo y si, es una playa de viejos, pero nadar en una piscina natural como
esta, no se puede encontrar en cualquier sitio y disfrutar del anochecer,
despues de haber hecho un poco de ejercicio en una playa entera para mí es algo
fascinante.
Para mí es un sitio perfecto, me encanta
venir por aquí, me ayuda a reflexionar, a recargar las pilas, a saber buscar en
mí lo que quiero, por eso cada vez que me voy me digo a mí mismo, pronto
volveré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario