Qué ver en Lyon

Este verano mis vacaciones me han llevado hasta Lyon, bella ciudad francesa, puerta de los Alpes bañadas por los ríos Rhone y Saone que dan un aire a la ciudad a la isla que se crea en el Paris, por el Sena, pero sin tener tal número de edificios clásicos, aunque no por ello deja de ser una ciudad con gran encanto.

Cómo llegar:

En la actualidad llegar hasta Lyon es bastante económico gracias a EasyJet, nosotros volamos directamente desde Barajas. Desde el aeropuerto debes coger el RhoneExpress una línea de tranvia rápida, cómoda y bastante cara que te sitúa en el centro de Lyon en poco más de veinte minutos, por la nada despreciable cantidad de 15€. El destino del tranvía es la estación de tren principal, llamada Gare Part Die, centro de comunicaciones de la ciudad, alojada al lado de un centro comercial, multitud de empresas y conexión con gran número de líneas de tranvía y metro.

Transporte:

Lyon tiene una muy buena red de metro, tranvías y autobuses, cómodos de usar, modernos y que te sitúan en poco tiempo en cualquier punto de la ciudad. El bono diario es de 5€ y te permite utilizar en cualquier medio de la ciudad, los puedes adquirir en cualquier estación de metro.

Dónde Dormir y Comer:

Nosotros dormimos en el Hotel Des Facultes, muy bien ubicado, con metro y tranvía muy cerca, ideal para gente joven y mochileros. Si deseas algo más de confort, es una ciudad con una buena oferta hotelera con precios nos especialmente altos.

En general Lyon, nos pareció una ciudad muy comercial, con gran cantidad de tiendas y en dónde al margen de la cadena típicas de comidas rápidas, podrás encontrar multitud de sitios dónde comer para todos los gustos y bolsillos. Destacó especialmente la calle St. Jean, al menos una noche deberías cenar en esta calle el ambiente es increíble.

Qué ver:

Hay muchas zonas realmente hermosas que bien merecen patear, descubrir y perderse por ellas:

• Fourviere:

Para mí la zona más hermosa de la ciudad, tanto una vez en ella, como referencia desde cualquier otro punto de la ciudad, ya que al situarse encima de una montaña a la izquierda del rio Saone, es divisada desde muchos puntos de la ciudad.

Esta coronada por la impresionante Basílica de Fourviere, al lado una torre de comunicaciones que nos hará recordar a la Torre Eiffel y desde allí es imprescindible contemplar toda la ciudad desde su mirador.

También te recomiendo descender perdiéndote por los bellos jardines que descienden desde el Fourviere hasta la Catedral de St Jean, una preciosa obra con una fachada semejante a NotreDame, desde dónde existe un funicular que te puede llevar con el bono diario de transporte fácilmente a lo más alto del Forviere. Al lado de la catedral parte la calle con su mismo nombre, donde hay multitud de restaurantes y es precioso cenar.

• Place Bellecour

Es el centro de Lyon, una gran plaza, justo entre los dos ríos, desde donde parten las calles más comerciales de la ciudad. Esta zona es muy bonita, la gran espaciosidad de la plaza, permite divisar el Fourviere perfectamente.

• Rio Rhone

Un paseo siguiendo el río desde la hermosa plaza de la Ópera y el Ayuntamiento, para contemplar cada uno de los puentes, merece mucho la pena. Si vas en verano y el tiempo acompaña hay una piscina junto al río, con toboganes, jacuzzi, spa, desde donde podrás disfrutar de un baño relajante, mientras ves el río y al fondo la basílica del Fourviere. Eso sí es importante que saber que los hombres tienen que entrar al complejo con bañador slip o boxer, no puedes ir con el típico bañador, allí a marcar paquete!!

• Parc de la Tete d´Or

El pulmón de la ciudad, un hermoso parque, con un lago impresionante (se pueden alquilar barquitas como en el Retiro de Madrid), muchas zonas donde te apetece tirarte, relajarte y disfrutar. También puedes contemplar el zoo que hay su interior

Esto es lo que para mí sería lo imprescindible de visitar en Lyon, pero se esconden otros rincones como los miradores de Croix-Rousse, el Auditorio Maurice Ravel, la casa de Thomassin o el estadio de Gerland.

En definitiva una ciudad preciosa desde el primer momento que bien merece que vayas a visitar.

Buen Camino

Son muchos los caminos que llegan a Santiago, el camino francés, el del Norte,… la mayoría de los peregrinos lo hacen andando, otros como es mi caso en bici, pero sinceramente, creo que hay miles y miles de caminos, porque cada peregrino tiene su propio camino dentro, su peregrinar hasta Santiago le habrá deparado una aventura diferente, unos sentimientos diferentes, unos pensamientos diferentes, pero sin duda todos viven una experiencia que tardarán mucho tiempo en olvidar. 

Es la segunda vez que hago el camino y ha sido tan diferente a la primera, ni mejor ni peor. Me ha servido mucho para saber lo que quiero, lo que tengo y lo que no tengo y lo más importante me ha permitido conocerme mejor y ahora puedo seguir mi propio camino estando mejor preparado para cada aventura que nos depare el día a día. 

No sé si será la gente que conoces, los pueblos que atraviesas, a todos los peregrinos que te cruzas y les deseas “buen camino”, pero esta senda tiene magia. Ahora me acuerdo de mucha gente con la que me he cruzado en algún momento de mi viaje, José, Sonia, Manolo, el grupito de canarios o la sonrisa de la francesa de la cama de al lado y de muchos más desconocidos con los que he compartido una pequeña porción de mi camino.

 

Han sido muchas horas en la bici, horas muchas de soledad, de sufrimiento, otras gratificantes y de belleza increíbles por estar montando en bici entre tus sueños y sobre todo una liberación y satisfacción personal al llegar a la plaza del Obradoiro, la meta de mi camino a Santiago, el fin de este camino.

Todos somos caminantes, no siempre sabemos ni a donde vamos ni de dónde venimos, pero buscando un poco en nosotros hayamos esas nuevas metas, esas nuevas ilusiones. Hoy termina este camino para mí, pero mañana empezará otro. ¿Y el tuyo?

Buen camino..

Por fin llego la hora de disfrutar

Son muchas las horas en el curro, aguantando presión, viendo como muchos compañeros han sido despedidos o movidos de centro en el último año y como otros están en la cuerda floja, ahora que se casan o empiezan a pagar una hipoteca.

Pero al fin todo eso queda en segundo plano, toca disfrutar, olvidarse de todo, cargar las pilas de nuevo, reír, vivir, hacer todo aquello que te encanta y que el día el día no siempre te deja hacer. 

Este año ha tocado reinventarse y preparar unas vacaciones que creo, van a ser inolvidables, comenzando con unos días con la bicicleta por el camino de Santiago, para encontrarme y desconectar del mundo, luego tocará seguir recorriendo Europa con Lyon y Ginebra. 

Un poco de montaña en nuestro paraíso pirenaico, donde nos atreveremos con un poco de deporte de aventura. Y para acabar playa, en mi charquito de Murcia, donde estarán mis papis, que ya llevo mucho sin verles, esperándome.

Si quieres saber cómo me lo monto, sígueme en twitter @davedgs

Ya tengo todo preparado, la maleta, mi guía de viaje, los billetes, y muchas muchas ganas. Ahora solo queda que den mañana a las 14h, cerrar el portátil y vivir porque por fin llegó la hora de disfrutar.

 Nos vemos a la vuelta!!!!

Los sueños se pueden hacer realidad

Era Marzo de 2010, me acababa de cambiar de curro, tenía 26 años, estaba estrenando coche nuevo, tenía estabilidad sentimental y de nuevo me lesioné de gravedad, otra vez tenía que convivir con una escayola en mí brazo izquierdo para una larga temporada, fue entonces, cuando se dieron las circunstancias para comenzar a mirar cual quería que fuese mi casa.

No tardé mucho en decidirme, quería una casa con una gran terraza y entre las promociones que estaban en Azuqueca, vi todos los bajos y áticos, pedí consejo a los míos, hice números y dije adelante, quiero está casa.

Las obras se retrasaron mucho, más de un año, pero como la promotora no nos pidió dinero hasta que no empezaran, ese tiempo me sirvió para ahorrar, para que la ilusión creciera, para ir un día y ver toda la parcela vallada, ir otro y ver cómo estban allanando el terreno y recuerdo el día que vi como empezaban a hacer el agujero.

Desde entonces han sido muchos los paseos, intentos de colocarme, mediciones desde la calle, muchos sueños, muchas fotos de esa esquinita que cada día que iba la veía más como me imaginaba. Las cosas han cambiado en mi vida, pero esta ilusión sigue intacta, porque ves como algo por lo que has luchado durante mucho tiempo, algo que te ha dado fuerzas en esos días que estaba un poco más de bajón, está cada vez un poco más cerca.

 

La primera vez que pude entrar en la casa, lo recuerdo como uno de los días más felices de los últimos tiempos, era increíble sentir que estaba dentro, que estaba pisando mi casa y desde entonces me he dejado caer periódicamente, viendo como pintan, como ponen las puertas, los armarios, la tarima, los rodapiés, cada día era algo nuevo, cada vez el sueño estaba más cerca.

Ahora las obras ya han acabado, he conseguido que el banco me de unas condiciones excelentes de hipoteca para los tiempos que corren y más comprando solo. Lo que me provoca sentirme orgulloso, de lo que soy, de lo que tengo, de que los esfuerzos tienen recompensa.

Sólo me queda esperar a que los últimos trámites se lleven a cabo y por fin podré ver cumplido un sueño, porque los sueños se pueden hacer realidad.