Quien nos iba a decir que estaríamos
viviendo algo así, dos semanas ya de confinamiento en nuestras casas y sin
saber cuánto más durará. Parece una pesadilla de la que queremos despertarnos,
pero te pellizcas una y otra vez y no, no es un sueño, es real.
Todos vivimos con miedo, pensamos
que podemos tener el virus, o qué lo puedan tener nuestros padres o seres
queridos, vivimos con esa angustia, que no nos deja respirar, las noticias no
ayudan porque por un lado quieres estar informado, pero por otro son una
verdadera tortura, al ver que las cifras crecen y crecen. Y desgraciadamente,
ya sabemos de conocidos o amigos, que están sufriendo de primera mano toda esta
situación.
Es difícil vivir así, pero ahora
más que nunca tenemos que ser fuertes y trabajar nuestra fortaleza mental, esto
es como un maratón, los kilómetros son cada vez más largos y no sabes cuánto
tardaras en llegar a la meta, pero la alcanzarás, seguro que la alcanzarás.
Yo la verdad me siento afortunado,
no es fácil vivir solo, y estar recluido día tras día en tu casa, sin el
contacto físico de nadie, pero mi trabajo me permite teletrabajar y eso me hace
tener la mente ocupada, aunque a veces cuesta desconectar.
Ahora más nunca, valoro la suerte
que tengo de tener una casa con patio, el confinamiento cuando puedes salir a
un sitio así, es menos duro. En mi patio corro, hago técnica de carrera, monto
en bici con el rodillo, hago sesiones de pilates, de pesas, sesiones de tabata, hasta ejercicios con
balón, recordando aquella época de futbolista que tuve hace años. Y le dedico tiempo a mis plantas, xD.
No podía dejar que la situación
me consumiera y tras unos días en los que ansiedad me aislaba incluso más que
la propia cuarentena, comencé a prepararme un plan de entrenamiento que todos
los días hago y que termina a las ocho de la tarde con las palmas en
reconocimiento a todos esos profesionales que están en la primera línea de esta
batalla.
Con mis padres, les bajo la
compra un par de veces en semana, para que ellos no tengan que salir para nada
de casa, me da mucho miedo porque ellos están bien y evitamos cualquier
contacto físico, pero como les pase algo, mi soledad será más soledad. Les hemos enseñado a vernos por videollamada
y es un momento en el que en la distancia estamos todos unidos.
La verdad es que lo más triste de
todo esto, es que este puñetero virus, se está llevando por delante a una
generación que ha levantado a un país, una generación la de ellos, mis padres,
que son los únicos que saben lo que es pasar necesidad de verdad, porque
crecieron con las miserias de una postguerra.
No hace mucho vi en el hormiguero,
a Juan y Medio, dando una lección de vida, hablando de esta generación.
Me duele tanto que muchos de
ellos, estén yéndose solos, sin poder despedirse de su gente…
Esta etapa pasará, volveremos a
salir a la calle, a correr, a disfrutar de la vida, se qué lo volveremos a
hacer, pero ojalá este paréntesis que estamos viviendo nos sirva para mejorar
como sociedad, una sociedad más unida, más solidaria, que valore mucho más todo
lo que tiene, que sepa decir más veces te quiero, que tenga más claras las
prioridades en la vida.
Ojalá este virus nos haga más
fuertes, con más ganas de sonreír, de abrazar, de reír, con más ganas de vivir.
Nos vemos pronto, porque no tengo
ninguna duda que volveremos a brindar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario