Solo unos días antes del aparatoso accidente con la bici volvía todo feliz de mi viaje a México. Pero bueno la vida tiene estás cosas jejejeje.
Con cuatro años de retraso llegó el viaje que tenía planeado justo cuando comenzó toda la pandemia, Riviera Maya, para disfrutar del Caribe y conocer otra de las maravillas del mundo, el Chichén Itzá
Ha sido una semanita maravillosa con mi sobrino Carlos, intentando aguantar su ritmo, con excursiones preciosas y disfrutando de las instalaciones de un hotel Viva Maya, del que nos traemos un gran recuerdo en especial de su grupo de animadores.
El viaje comienza con un largo vuelo de 10h de la compañía Iberojet, con el fuimos alargando el día, saliendo a las 15:30 hora local de España y llegando a las 18:30 de Cancún.
La primera sensación al pisar suelo mexicano fue el calor, la humedad. Localizamos nuestro transfer al hotel situado en la zona de playacar, en un traslado demasiado largo por unas chicas que por intentar ahorrarse un dinero, nos hicieron dar un periplo por medio Playa del Carmen.
Llegué zombie al hotel, pero luego por los efectos del jet lag, me desperté prontisimo y eso tuvo premio, ver uno de los amaneceres más bellos de mi vida en el Mar Caribe.
Ya el primer día teníamos excursión contratada para ver Tolum, Coba y bañarnos en un cenote. Fui un día muy completo, muy bien organizado por la empresa.
Donde nos recalcó que el uso del baño del autobús solo podía ser usado para llamadas nacionales, nada de llamadas internacionales jajajajaja.
La primera parada en Tolum, nos introdujimos en la cultura maya, su calendario, la forma de representar los números y unos templos preciosos con el Mar al fondo, en una estampa maravillosa.
La segunda parada nos llevó a Coba, otra ciudad Maya, con una gran cantidad de templos en la que en unos de mis intentos de realizar una foto volando, acabé aterrizando contra el suelo y nuestro guía todo un crack él, me suelta "Como sigas bailando así conseguirás que llueva", jajajaja.
En esa parada otra anécdota fue la carrera con los taxi bicis, donde nuestro conductor se dejo la vida por llegar el primero.
Coba, estaba en mitad de la selva con algunas pirámides grandísimas que hasta hace unos años podían ser subidas pero que por motivos de seguridad y para mantener el patrimonio se ha prohibido llegar hasta lo más alto.
Para acabar esta fabulosa primera excursión terminamos en un cenote, donde tras comer pudimos nadar en una de estas fabulosas cavidades de agua que inundan la península del Yucatán, una experiencia increíble.
Al siguiente día tocaba hotel, impresionante la cantidad de actividades que se podían hacer y como niños que nos lo pasamos, dardos, fútbol playa, kayak, aquagym. Vamos que nos pasamos el día jugando y eso nos hizo empezar a integramos entre los animadores, que fuéramos por donde fuéramos decían España.
El jueves tocaba el plato fuerte del viaje, visitar una de las siete maravillas del mundo, el Chichén Itzá, pero antes de llegar, nos bañamos en un cenote espectacular en el que bajábamos por una escalera a una cavidad muy profunda desde donde disfrutamos de un baño maravilloso, saltamos, grabamos videos con la GoPro, nos comían los pececitos los pies. La verdad que algo único estos baños en los cenotes. Antes de dejar este cenote, estuvimos en una degustación de tequila, donde nos dieron unos chupitos de diferentes tequilas de sabores, que estaban deliciosos.
Seguimos el viaje, con una pequeña parada por el Valladolid de aquí en México y ahora sí llegamos al Chichén Itzá.
En realidad el nombre no se debe a la pirámide icónica de los mayas, sino a todo el poblado, en donde hay muchos edificios de su civilización, como el campo de pelota y si, la famosa pirámide (Templo de Kukulcán). Que fotografiamos desde todos los lados y jugamos con nuestras palmas para escuchar el singular eco que se produce en la pirámide.
En el autobús de vuelta , fui consciente que me quedan solo dos de las siete maravillas del mundo. Ya he visto el Coliseo de Roma, el Taj Mahal de la India, la muralla China, la puerta de Petra en Jordania y ahora está. Es difícil de poder comparar y entiendo que el valor de esta maravilla no radica tanto en su belleza o magestuidad sino en la perfección de una cultura, la Maya, donde su máximo exponente y resquicio es el Chichén Itzá.
No recuerdo en qué noche, partizamos en un concurso de karaoke, con lo que ya no solo los animadores nos llamaban España por el hotel sino también mucho de los huéspedes.
Los días en hotel, la verdad terminaban siendo entretenidisimos, probando juegos nuevos, bailando, billar, futbolín, un día el gym, baños en la playa o en la piscina. La primera cena temática que tuvimos, fue súper especial, bueno realmente fue casi merienda porque nos tocó reservar super pronto pero nos recibieron con un cóctel de bienvenida, de un margarita de fresa que terminó siendo la bebida del viaje.
El sábado teníamos otra excursión a isla mujeres pero por las condiciones climatológicas nos avisaron el día de antes que el puerto estaría cerrado, por lo que tuvimos que cambiar de plan y aprovechar ese día para visitar la quinta avenida de playa del Carmen y hacer las típicas compras del viaje.
La última noche, teníamos cena temática en otro restaurante, no nos gustó tanto como el primero, pero fue el comienzo de una larga noche de margaritas que acabó a las tantas en la playa, con el de seguridad diciéndonos que no nos metiéramos en el agua.
El domingo, aún dio para hacer cositas, despedirnos de nuestros animadores, ver a España y terminar encontrándonos con nuestro compi del club de atletismo Javi en el aeropuerto.
La verdad han sido siete días impresionantes, que espero que también lo hayan sido para Carlos, ahora toca volver unos días a la rutina, antes de pillar las vacaciones largas, con una sensación de oye que me quiten lo bailao.
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Ains quien me diría que solo 4 días después de volver estaría en el hospital...las vueltas que da la vida
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