Hay momentos en la vida en los
que te das cuenta de cómo pasa el tiempo, cómo vamos creciendo, cómo nos
hacemos mayores. Atrás ya dejamos la adolescencia, la universidad, te compras
coche, casa, en tu entorno la gente empieza a hablar de niños, pañales,
guarderías y sobre todo tus amigos de siempre se van casando.
El año pasado sería Jesús, luego
llegaría la boda de José Luis, y dentro de unos días será Pablo quien dé el
paso. Son estos momentos en los que echas la mirada atrás y te das cuenta que
ya no eres un niño.
Con la boda de Pablo a la vuelta
de la esquina, me vienen a la cabeza muchos de los momentos que hemos vivido
juntos, desde párvulos, creciendo, estudiando, las primeras veces, las primeras
fiestas, compartiendo vestuario, viajes y sobre todo siendo uno de las personas
que más me ha escuchado, en la que más he confiado mis miedos, mis
inseguridades y siempre estaba ahí para darle coherencia a mis problemas.
De Pablo, puedo destacar mil
cosas, sin duda es una de las personas más inteligentes que he conocido, pero
por encima de todas sus virtudes, destaco esa confianza que siempre me ha
transmitido.
Y qué decir de su futura mujer,
Lourdes. En aquellos meses en los que yo estaba algo descarriado, conociendo a
multitud de gente en el paréntesis de mi relación con Irene, apareció ella. Una
chica sencilla, buena, inteligente, una chica que como les dije a José Luis y a
Vanessa al poco de conocerla, era una chica para estar y que me pegaba para
Pablo.
Y así entre mensajes, quedadas y
un viaje a Bulgaria entre medias, hice porque coincidieran y lo demás ya os lo
podéis imaginar. Toda una serie de acontecimientos se tuvieron que desencadenar
para que estas dos personas, coincidieran en la vida, pero yo conociendo a uno
y una vez conocido al otro, tuve muy claro que estaban predestinados y pocas
cosas me hicieron más feliz que saber que el amor crecía en ellos.
El próximo Viernes ellos dirán el
sí quiero, pero como muchas veces me han dicho, ellos llevan casados mucho
tiempo, desde aquel día en que sintieron que estaban hechos el uno para el
otro.
El pasado fin de semana, entre
comilonas, partidas de e-combat, risas, fotos, … pasamos unos grandes momentos
todos, espero que aunque vayamos creciendo, siempre tengamos ese tiempo para recordad
lo vivido y seguir acrecentando nuestra historia, porque tenemos muchos viajes
por hacer y por contarnos, muchas más comilonas y sobre todo una amistad de las
de verdad por compartir.
Porque aunque nos vayamos
haciendo mayores, aún somos jóvenes y tenemos mucho que vivir.
Que suerte tienes Pablo de tener un amigo como el gran Dave
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