Esta Semana Santa la hemos pasado en Escocia,
en un fabuloso viaje por su capital, Edimburgo, una magnifica ciudad llena de
misterios y rincones fabulosos, los HighLands, las tierras altas de Escocia,
con sus montañas nevadas y los lagos, entre ellos el famoso Lago Ness, conocido
por las leyendas de su monstruo y por último una escapadita a Glasgow.
Dia 1: Toma de Contacto
El primer día lo invertimos en patear la
ciudad, nuestro hotel, un Ibis, situado a las afueras de la ciudad, estaba muy bien
comunicado con el centro de la ciudad por el moderno tranvía de la ciudad, por
cierto trenes de fabricación española, CAF. Una vez en el centro de la ciudad, se
puede ir andando de un lugar a otro, porque toda la zona turística está
bastante cerca entre si.
Princess Street, es la calle que separa la
ciudad antigua, coronada por su majestuoso castillo y la ciudad nueva, es la
calle donde se concentran las tiendas con las marcas de ropa típicas. En uno de
los laterales de la calle, se encuentran los Princess Gardens, la estación
central de ferrocarril de Edimburgo y el monumento de Scott. Todo ello situado
en un espacio, donde en el pasado existía un lago, que servía de protección
ante los constantes intentos de conquista por parte de los ingleses. A este
lago, le rodeaban millones de leyendas y era foco de la mayor parte de las
enfermedades y epidemias que azotaron la ciudad de Edimburgo en los siglos
pasados, de ahí que terminaran desecando el lago y convirtiéndolo en lo que
ahora es.
Al final de Princess Street, llegas a Calton
Hill, una colina de la ciudad, conocida como la Atenas del Norte, por alguno de
los monumentos que se encuentran en su conjunto. Para mí una de las zonas más
bellas de la ciudad, porque desde allí puedes contemplar toda la belleza de la
ciudad.
Por la tarde, nos introdujimos en el casco
antiguo, recorriendo la Royal Mille, la calle que cruza la ciudad, desde el
Castillo, hasta el Palacio de Holyroodhouse. La calle esta dividida en varias
secciones, como High Street o Canongate, donde antiguamente estaba la
puerta de la ciudad, para entrar había
que pagar un tributo, de ahí su nombre.
Dia 2: La visita al Castillo
El castillo de Edimburgo, es realmente
hermoso, situado en lo alto de la colina desde la que se construye la ciudad,
en todo el centro de la misma, en un enclave único, solo accesible desde el
último tramo de la Royal Mille. En su interior puedes contemplar desde las
joyas de la corona, museo militar, las antiguas cárceles militares, ver el cañonazo de la una, que cada día se
realiza y en especial disfrutar de unas vistas preciosas.
La entrada al castillo es cara, 16.50 libras,
pero merecen la pena.
Por la tarde, hicimos un tour en castellano,
por las calles del centro, en el que nos contaron muchas historias y leyendas
de la ciudad. Este tipo de tour, gratuito, está cada vez más extendido por
Europa, al final del mismo pagas la voluntad al guía en función de tu nivel de
satisfacción. Me parece una manera magnifica de conocer las ciudades, este tour
en cuestión, nos llevo adentrarnos por los callejones que rodean la Royal
Mille, conocer sus misterios, la historia de la ciudad, pero de una manera
divertida, amena, que tanto a Irene como a mí nos encantó.
Día 3: HighLands y Lago Ness
Otra de las visitas obligadas si visitas
Escocia durante varios días es conocer sus tierras altas, para llegar hasta
ellas optamos por contratar una excursión desde España, que desde primera hora
de la mañana y como corderitos nos fue llevando a un grupito de Españoles, en
un bus, por Stirling, los HighLands o el lago Ness.
Tantas horas en autobús y tener que visitar
cada lugar mirando el reloj para no salirnos de la hora programada, me hace no
viajar “a mis anchas” como habitualmente estamos acostumbrados, pero la otra
opción hubiera sido alquilar un coche y darte una paliza igual conduciendo por
el lado distinto al habitual, así que no considero que hicimos lo correcto.
Los highlands, son una zona preciosa, llena de
naturaleza, montañas semi nevadas y en especial lagos, dicen que en Escocia,
existen más de 31000 lagos, algunos grandísimos, entre todos ellos destaca uno,
el Lago Ness, que seguro que no será ni el más bonito, ni el más grande, pero
que en sus aguas negras esconde una de las leyendas más conocida en todo el
mundo, el monstruo del lago Ness. Todo lo que circula alrededor de este cuento,
hay que mirarlo con cierto escepticismo, lo que es evidente, que ha servido
para explotar turísticamente una zona.
Dia 4: Water of Leight
Al cuarto día, visitamos una de
las zonas más entrañables de la ciudad, el paseo en torno al pequeño rio de la
ciudad, zona conocida como Water of Leight, una zona muy bonita, perfecta para
salir a pasear, que atraviesa el antiguo pueblo de Dean Village, absorbido por
la capital.
Después, volvimos al centro, para
recorrer por completo la Royal Mille y llegar al Palacio, alojamiento de la
reina Isabel II, al menos durante una semana al año.
Día 5: Glasgow
Nuestro quinto
día lo pasamos en Glasgow, en escasa una hora desde Edimburgo en tren. Esta
ciudad es mucho más moderna que Ediimburgo, pero mucho menos turística, sin
apenas reclamos de gran interés, y los
que hay están bastantes más diversos por la ciudad. Si bien, me dio la
impresión de una ciudad llena de vida, incluso más que su competidora por la
hegemonía del pais. Pero si en general mi sensación de Edimburgo, era que es
una preciosa ciudad, que le falta un gran rio en su centro histórico, considero
Glasgow, como una ciudad con río pero a la que le falta todo lo demás, desde el
punto de vista turístico.
Llegamos a la
estación de Queen Street, situada en todo el centro del ciudad, al lado de
Queen Square, sede del Ayuntamiento y en los alrededores, la galería de Arte
Moderno, y Bachacan, la calle comercial de la ciudad.
Desde allí,
fuimos paseando, hasta la catedral de la ciudad y la necrópolis de al lado, es
increíble, como en general todos los cementerios en Escocia, son más bien
usados como parques y un lugar ampliamente visitado, que la idea que tenemos de
ellos es España.
Desde la
catedral, cogimos Hight Street, pasando por la plaza del mercado, hasta llegar
al rio Clyde justo al lado de una zona ajardinada, que tenía en su interior un
pequeño arco del Triunfo. Toda la ladera del rio es un agradable paseo, con
carril bici, perfecto para practicar deporte.
Cuando
llegamos a la altura de Bachacan Street, justo al pasar un puente colgante de
la ciudad, subimos de nuevo hacía el centro, comiendo en un centro comercial,
dentro de la gran oferta de ocio que tiene esta calle.
Tras comer,
cogimos el metro, rumbo a la parada de HillHead, donde se encuentra la
universidad de Glasgow, un recinto realmente impresionante, su visita, es
obligatoria, para mí lo más bonito de la ciudad, con un campus ajardinado y una
arquitectura del edificio principal realmente únicos, en especial el claustro
con la zona de columnas.
Los
alrededores de la universidad son también preciosos, varios parques, los
puentes sobre otro pequeño río de la ciudad y el museo KelvinGroove.
De vuelta, un
tranquilo paseo, por la ladera del rio. Hasta llegar de nuevo a la estación y
volver para Edimburgo, para cenar en el Restaurante italiano Marlone, donde
comimos y cenamos varios días, y probamos algunos de sus inigualables postres.
Desde allí, el último vistazo, a algunos de los lugares de ensueño que nos han
acompañado estos días y que Irene ha recogido en este fabuloso video, y que son
el mejor resumen a un viaje inolvidable.
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