Una de las cosas que más me
gustan en mi vida es viajar, descubrir nuevos lugares, visitar otros países y
enriquecerme de nuevas experiencias, pero en esta nueva etapa de mi vida, en la
que vuelvo a estar soltero, era una de las cosas que pensaba que tardaría mucho
tiempo en volver a hacer, pero en un día de subidón me saqué un vuelo a
Copenhague y con un mar de dudas y miedos me fui este puente a conocer la
capital danesa.
La experiencia de viajar solo, es
diferente, prefiero viajar con gente es evidente, pero me ha hecho ver que
querer es poder, tienes momentos de soledad, pero eso no siempre tiene porque
ser malo y tiene como positivo que vas totalmente a tu ritmo y qué conoces a
mucha gente.
Copenhague, es una ciudad
preciosa, bien merece que la conozcáis, es una ciudad pequeña, pero
encantadora, con una red de transporte envidiable, en la que todo el mundo se
mueve en bici o andando, porque las cosas están muy cerca unas de otras. A
pesar del frio y las pocas horas de luz que tiene durante estos meses, Diciembre
es un mes ideal para conocerla, por el alumbrado navideño y la gran cantidad de
mercados que se instalan en distintos puntos de la ciudad.
Al ir solo, elegí hospedarme en
un hostel de la cadena Generator, la mejor decisión, sin duda, el alojamiento
estaba increíblemente bien ubicado y el ambiente en sus instalaciones era
impresionante. En las zonas comunes, pude ver la jornada de Champions, en donde
nos juntábamos hinchas de distintas nacionalidades apoyando a nuestro equipo o
simplemente disfrutando del entorno, con un Carlsberg, la cerveza típica de
aquí.
La ciudad tiene mucho que ver, la
calle peatonal Stroget, que dicen es la calle peatonal más larga del mundo,
llena de tiendas, que cruza la ciudad desde el Ayuntamiento, hasta la plaza
Kongens Nytorv, donde tenía en el hotel.
El muelle Nyhavn es una de las
visitas típicas de la ciudad, con sus casas de colores vivos, es una estampa
impresionante. Esta zona fue el barrio rojo de la ciudad, pero hoy nada tiene
que ver y es un lugar precioso para pasear.
Sin ninguna duda, mi sitio
favorito de la ciudad, fue el Parque Tivoli, podría parecer un simple parque de
atracciones, pero cuando llega la noche, su iluminación le hace generar una magia
única, no os podéis imaginar la emoción que sentía paseando por alguna de sus
zonas, sin duda, este lugar, engorda mi lista de aquellos lugares especiales
que he podido conocer, solo visitar este Parque, merece una escapada a la
ciudad y me quedo corto, en exponer fotografías y momentos de la preciosidad
del lugar.
Otra visita típica en Copenhague
es la sirenita, una estatua junto al gran canal, algo alejada del centro y en
un entorno no demasiado bonito, pero es algo que si vienes a la ciudad tienes
que conocer, eso sí de camino ya sea de ida o vuelta, no dejes de pasear por el
Kastellet una zona fortificada y rodeada de canales, realmente hermosos y muy
cerca de allí, el Palacio de Amalienborg, residencia de la familia real y justo
al lado Marmorkirken o Iglesia de Mármol.
También puedes visitar las torres
del edificio de la bolsa, o del Palacio de Chistiansborg, donde obtener las
mejores vistas de la ciudad y pasear por sus parques, sus calles, salir a
correr, increíble la de gente que corre aquí o como no montar en bici.
Un día cogí el tren que cruza el
puente Oresund, que une Dinamarca con Suecia, para conocer Malmoe, una ciudad
mucho más tranquila que Copenhague, llena de zonas verdes, canales, lagos, con
un centro histórico totalmente peatonal, muy pequeño pero entrañable. Sin duda,
recordaré este lugar como la ciudad de los parques, que se iban entrelazando.
Como vengo haciendo en mis
últimos viajes, una manera ideal para conocer una ciudad es con los Tour gratuitos
que cada vez proliferan más, luego terminas y le pagas la voluntad al guía, en
este viaje hice dos, uno por el Copenhague turístico, el Ayuntamiento, Stroget,
Nyhavn,… el otro se llamaba el tour alternativo, donde se visita un Copenhague
mucho más oscuro, como el barrio rojo o la ciudad libre de Christiania,
totalmente recomendable ambos.
En fin, un viaje que dadas mi
circunstancias personales va a dejar huella, donde he conocido una ciudad
maravillosa y sobre todo me he podido conocer un poquito más yo. Siempre me
quedaran los recuerdos vividos en Copenhague, en especial del maravilloso
Tivoli y como dijo Hans Christian Andersen, unos de los vecinos más carismáticos
de la ciudad, “Viajar es Vivir” y yo
quiero vivir viajando.
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