En muchas ocasiones de la vida he sentido que no hay nada como la
primera vez que experimentamos algo nuevo. La principal razón es porque
esa primera vez no tenemos la posibilidad de comparar, estamos
descubriendo un terreno desconocido, cualquiera de las siguientes veces
siempre tendremos nuestros recuerdos y la posibilidad de medir el
presente con el pasado, para bien o para mal. Algo así me ha pasado en este viaje.
Estos días esquiando en Astun, ha sido mi segundo experiencia con unos esquís,
alojados en un albergue en Villanua, un pueblo situado entre Canfranc y
Jaca y de nuevo en un viaje organizado por el Ayuntamiento de Azuqueca,
que por unos 300€ incluía forfait de cuatro días, alojamiento, bus,
todas las comidas, dos horas de clases al día ...
Si bien, el año pasado, (y aquí comienzan las comparaciones) nos
hicieron unos días increíbles de tiempo, pero este año hemos tenido que
lidiar con frío, lluvia, nevadas, la realidad de estos lugares en pleno
invierno, esta situación no ha hecho que deje de seguir aprendiendo a
practicar este deporte pero la verdad eran días más de peli y mantita
que de cualquier otra cosa.
Luego esta el tema de tu evolución en el deporte, si hace un año cada
día veía una progresión, este año el avance no se percata tan a simple
vista.
Como estación de esqui me gustó mas Panticosa que Astun, pero bueno eso
puede ser cuestión de gustos o de aquello de la primera vez.
La verdad es que soy bastante cagón con unos esquis, siempre tengo el
miedo de hacerme daño y voy demasiado tenso, lo que me hace bloquearme
cuando el desnivel de la pendiente se incrementa y esto lleva a caídas, a
dolores en la zona del aductor y el psoas, por juntar la rigidez con el
abuso de ir en cuña..en fin que este no es mi deporte y que para el
futuro mas vale que intente ir mas relajado, confiar en los esquis y poder asi disfrutar de
verdad.
No todo es malo, esquiar mola, en mi caso cuando conozco una pista y
puedo ir mas tranquilo, disfrutas de dejarte llevar en medio de un
entorno fantástico. Es divertido subirte en los remontes, deslizarte por
las perchas(cuando aprendes a no caerte en ellas), contemplar las
vistas desde los telesillas. Y supongo que los esquiadores algo mas
experimentados poder disfrutar de la sensación de velocidad, pero aún no es
mi caso.
Luego esta la experiencia de viajar con un grupo de gente tan
heterogéneo como este, tanto en edad como en gustos o aficiones. Hay
momentos de risas, con las veladas propuestas por las monitoras y cuando
salimos a tomarnos algo, pero también surgen roces y maneras diferentes
de comportarnos ante las mismas situaciones, pero todo se puede aprender.
Al final todo se traduce en vivencias y eso siempre es enriquecedor.
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