Hay veces que surgen oportunidades de viajar y conocer sitios
nuevos casi sin esperarlo, como este fin de semana en Turin. Una ciudad
preciosa, viva, llena de rincones encantadores. Que bien merece la pena una
escapada.
Sorprendentemente, los
vuelos con Iberia sacados solo unos diez días antes, fueron muy asequibles. Al
entrar al avión la primera sorpresa, era mucho más pequeño de lo habitual con
sólo dos asientos por lado, un verdadero autobús con alas.
Desde el aeropuerto, la
opción más cómoda para llegar al centro es coger el autobús que tarda unos
45minutos por 6,5€ y nos deja en la estación de Porta Nouva, la estación
central de Turin.
El hotel, como siempre
confié en los comentarios de la gente de Booking para coger un alojamiento
cerca del centro bueno, bonito y barato. Y cumplió las expectativas, sobre todo
por la zona, junto a la plaza Vittorio Veneto, un lugar muy animado,
lleno de gente joven, terrazas y miles de turineses en la calle, disfrutando de
unos días de casi verano, la plaza desemboca en el puente Vittorio Emanuele
sobre el Río Po.
Un paseo por el río, las primeras pizzas, tiramisu, un helado y
más paseo por la Vía Po, la Plaza del Castello. Ya sólo unas horas del viernes
y Turin me estaba encantando.
El sábado era el día
grande, había que aprovecharlo bien, a las diez comenzaba el tour oficial de
Turin, "Tu primera vez por Turin", que salia desde la plaza del
Castillo. Fueron mas de 2h30 por 12€, conociendo los lugares mas
característicos de la ciudad, su historia, curiosidades.
La verdad es una manera
fantástica de conocer la ciudad, desde el castillo, que por un lado es castillo
y por el otro es una fachada totalmente distinta, convirtiéndose en la palacio
Madame, pasando por el palacio real, la iglesia de San Lorenzo, la
catedral, la plaza de San Carlos y algunas de las calles mas comerciales de la
ciudad como la Vía Roma o la vía Garibaldi. Atravesando portales y galerías. Si
algo destaca Turin es por su cantidad de portales, hay aproximadamente 18km
repartidos por la ciudad y en su interior lo aprovechan para poner puestecillos
e incluso los arcos que delimitan el portal con la calle en ocasiones se
convierten en diminutos negocios. Una verdadera pasada.
Tras el largo paseo
había que retomar fuerzas en un restaurante donde comí unos espaguetis a la
carbonara riquísimos, de los mejores que recuerdo.
Por la tarde atravesamos
los jardines del palacio real y nos fuimos a conocer Turin desde las alturas,
en el Turin Eye, un globo que te eleva a 150 metros de altura, imaginaros las
vistas desde allí y el vértigo, jajajaj. La atracción es un poco cara pero no
todos los días se puede volar en globo.
El paseo hacia Turin Eye, nos introdujo en un Turin diferente, mas
interracial, pero también fascinante, atravesando un largo mercado en el que
había de todo.
De vuelta al centro, tocaba visitar la catedral, donde se
encuentra los restos de la Sabana Santa que cubrió a Jesucristo en su muerte, lugar
de peregrinación para muchos cristianos.
La idea después era subir a la Mole Antonelliana y seguir
contemplando la ciudad desde las alturas pero las largas colas nos hicieron
cambiar de idea.
Si vienes a Turin,
tienes que contemplar una puesta de sol desde el Monte dei Cappuccini. Se llega
fácilmente atravesando el puente de Vittorio Emanuele y luego a mano derecha,
en un paseo de subida de unos veinte minutos. Desde arriba tienes una de las
vistas mas bonitas que se pueden encontrar, como siempre digo un rincón de esos
esenciales que se quedan para el recuerdo, tu, el rio Po y Turin, creciendo
hasta el horizonte y en el fondo de todo, los Alpes, donde el sol se despide de
nosotros.
Un lugar maravilloso.
Daba pena, abandonar el lugar, pero era hora de cenar, de nuevo en
una terraza, es increíble que tenga que venir al norte de Italia, para
inaugurar el verano, sus terrazas, las cervezas al aire libre,...la verdad no
me imaginaba que fuese hacer tan buen tiempo, mucho mejor así.
Tras la cena, último paseo por los puntos mas bellos de la ciudad,
cortan al tráfico algunas de las calles mas grandes de la ciudad, como la vía
Roma, lo que hacia que pasear o montar en bici fuera una delicia esta noche
casi de verano.
A la mañana siguiente, como no, tenia que ponerme mis zapatillas y
correr por la ciudad, todo un clásico en mis viajes, me encanta correr y
hacerme fotos aquí y allí. Aproveche para atravesar el parque de Valentino,
lleno de corredores a primera hora de la mañana. Una verdadera delicia junto al
río.
Y poco mas, esta es la
historia de mi escapada a Turin, una ciudad a la que espero poder volver algún
día, porque me he dejado cosas sin ver, como el Estadio de la Juve, el museo
Egipcio... O al menos esa intención tuve, la de volver, pisando el toro,
símbolo de la ciudad, en sus ... Como marca la tradición de la capital
piamontesa. Si tienes la oportunidad, visita Turin, a mi me ha enamorado.
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