No tengo muy claro que me terminó trayendo a Suiza, supongo que un poco
el destino, el disponer de unos días libres y ponerte a buscar aquellos
sitios que aún no has visitado..
Así encontré como Swiss la "Iberia" de Suiza, tenía buenos precios para
este puente de los Santos, me lié la manta a la cabeza y de nuevo otro
viaje en solitario para seguir conociendo mundo.
La experiencia impresionante, Suiza es un país precioso, con mucho más
que lo que a priori se conoce como las navajas, los relojes, la
puntualidad, el chocolate, el dinero, los bancos o ese poder de
grandeza, ...al margen de todo esto también es un lugar que no pensaba
que me fuera a gustar tanto y que además en estas fechas otoñales tenía
un color inolvidable.
Día 1: Zurich
Llegué muy temprano al aeropuerto de Zurich y mientras la ciudad se
despertaba para un nuevo día, yo ya estaba llegando a mi hotel.
De camino un paseo desde la estación central por el lado del río Lemmat que cruza, la capital financiera del país.
Ya sin maletas, comprobé la grandeza del lago de Zurich, con los Alpes
al fondo. Paseé por sus calles, la catedral con sus torres gemelas, sus
iglesias con sus grandes relojes y sobre todo el barrio de Lindenhof,
donde llegas a una colina incrustada en el centro más antiguo de la
ciudad y desde dónde tienes unas bellas vistas al río.
Justo después de comer tenía contratado un tour para ver Zurich y sus
alrededores, en ausencia de free tour, (cómo iba a ver algo gratis
aquí), vi en Civitatis, una excursión que tenía buena pinta, algo caro
52€, pero incluía un paseo en barco por el lago y la subida a un
funicular, cómo lo había en español pues adelante. La verdad me esperaba
mucho más de la excursión de más de 4 horas, solo las vistas desde una
de las colinas que bordean Zurich merecen la pena, ya que se abusa de ir
de un lado en otro en autobús y las ciudades para verlas hay que
patearlas. Pero bueno pude conocer un poco más de la ciudad, las
universidades, crucé el lago en un ferry y la zona donde te lleva el
funicular era preciosa.
Día 2: Berna
Una de las ciudades más bellas que he visitado nunca, reúne muchos de
esos detalles que hacen que disfrute de una ciudad, un casco antiguo
medieval, en una zona elevada rodeada por el meandro del río Aare, sus
calles empedradas llenas de fuentes, los puentes, los tranvías, a penas
coches, muy fotografiable desde muchos miradores.
Corrí de arriba a abajo sus principales calles, con las galerías llenas
de tiendas, de vida, de la zona de la estación y el Parlamento hasta la
zona de los osos, pasando por la catedral, el reloj astronómico.
Sin duda el lugar más bonito es el jardín de las rosas, supongo que en
verano será impresionante también por sus flores, pero aún así en la
época que estamos, el lugar es mágico con las mejores vistas de la
ciudad, una postal de cuento de las que cuesta despedirse y que cuando
terminas yéndote aún guardas en tu retina y puedes volver a ver sólo
cerrando los ojos.
Berna, un lugar inolvidable
Día 3. Lucerna
A menos de 50 minutos de Zurich llegamos a Lucerna, una de las ciudades
más turísticas de Suiza, en forma me recordó mucho a Zurich, su lago, el
río que parte del casco antiguo de la ciudad, se le asemeja bastante
pero está mucho más pequeña, con un casco antiguo medieval de calles
estrechas, llenas de tiendas, que estaban abarrotadas de turistas.
Si algo marca está ciudad es su puente de madera, es uno de esos puntos
diferentes que marcan una ciudad y que por ellos mismos merece la pena
visitarlos. Sin duda debe ser uno de los monumentos más fotografíados de
toda Suiza y es que su encanto es algo único.
Otro de los puntos más emblemáticos es la estatua del león moribundo, escarbada en la roca y con un realismo asombroso.
Del paseo entre sus calles, me encantó la zona amurallada en la que me
choqué con una zona deportiva con una pequeña pista de atletismo.
Día 4: Cataratas del Rin
El último día lo quise aprovechar para conocer las cataratas del Rin,
que no estaban demasiado lejos de Zurich. Si alguna vez piensas en
visitarlas y vienes en tren, piensa que para amortizar la sablada, al
tener que sacar un billete de un día para tantas zonas tarifarias, ese
mismo billete te sirve para llegar al aeropuerto o moverte por la
ciudad.
Las cataratas son increíbles, había leído mucho que si mejor visitarlas
de un lado, que si mejor de otro, no dejes de verlas desde cualquier
ángulo, pero el mejor sitio para fotografiarlas es desde el frente,
donde puedes ver toda la grandeza de este este regalo de la naturaleza.
Por cierto de ida a Neuhausen, población con parada de tren justo en los
pies de las cascadas, tuve el único contratiempo en un tren durante mi
estancia en Suiza, al tener que bajarnos e ir en bus por una avería. El
resto de los cuatro días es increíble la eficiencia y puntualidad del
servicio.
Como la excursión me llevó solo la mañana, a mí vuelta a Zurich me dije
"qué puedo hacer ahora", pues subir a la colina más alta de Zurich para
contemplar las mejores vistas de la ciudad. Utiliberg, y subí y subí,
atravesando un bosque de colores, que no me hizo percatarme que iba
apareciendo una densa niebla. Cuando llegué al punto más alto, vi que
había una torre y seguí subiendo, si soy un poco Forrest Humo a veces, y
una vez en lo más alto me vi rodeado de niebla y no pude ver nada. Una
lástima, pero en general he tenido mucha suerte con el clima, sin frío,
sin lluvia, hasta pude ver el sol la mayoría de días.
Y así acabó mi aventura. Vuelta al hotel y al aeropuerto.
Por cierto, aunque Suiza es caro, hay maneras de comer bastante
económico, me encantó conocer la cadena Migros o Coop, una especie de
Mercadona o Alcampo de aquí que en la mayor parte de sus tiendas tenía
una zona de autoservicio para coger una gran variedad de cosas, tanto
los típicos para llevar, como pizzas, hamburguesas, bocadillos, como
otros típicos de por aquí y así pude probar bastantes cosas a buenos
precios.
Y para desplazarme entre las ciudades di con la aplicación GoEuro, que
consigues ofertas para viajar en tren al mejor precio, no sólo funciona
con los trenes de Suiza. Así que sin complicaciones me pude mover en
menos de una hora entre Zurich y las ciudades visitadas.
Y si al margen de ver todas estas cosas me dió tiempo a entrenar, que el maratón de Valencia está cada día más cerca.
Vaya maravilla de días por Suiza, no he parado, pero han merecido bien
la pena, he visto tantas cosas bonitas, necesitaba unos días así y el
recuerdo que me llevo de esta estancia es increíble.
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