En los últimos meses he tenido que viajar dos veces a la
capital de Arabia Saudí, Riad. Sinceramente era muy reacio a viajar aquí, en
parte por los prejuicios, las noticias que llegan y que lo poco que sabes de su
cultura y tradiciones no motiva para nada la visita del país árabe.
Tras pasar algo menos de un mes, entre mis dos visitas he
podido al menos formarme una idea más real, de lo que es Arabia Saudí en
general y su capital Riad en particular. Miguel Unamuno, dijo una vez que el “Racismo
se cura viajando”, y la verdad que viajar te abre la mente y me ha permitido
ver Arabia Saudí, al menos con otros ojos.
Lo primero que sentí cuando llegué a Arabia Saudí, realmente
era miedo, tenía temor de hacer algo que no estuviera permitido, ya sabía que
aquí no se puede beber alcohol, no se come cerdo, que las mujeres tienen que ir
vestidas con la abaya, una túnica negra que les cubre todo el cuerpo y que las
mujeres musulmanas solo muestran sus ojos, pero al margen de estas cosas ya
sabidas, fruto del desconocimiento, tenía cierto respeto, en el transitar por
el aeropuerto, en un taxi, al hacer una foto, o incluso escribiendo estas líneas,
porque no sabes qué es lo que está o no permitido hacer.
Con el pasar de los días, ganas en seguridad, ya que en tu
deambular por la ciudad entre el alojamiento, la oficina, los taxis, no ves
nada que te haga sentir inseguro, solo la inmensidad de una ciudad, construida en
mitad del desierto, llena de vida, vehículos, carreteras y dentro de poco un
Metro, que un puñado de empresas españolas estamos construyendo.
La mayor parte de los occidentales en Riyadh, vivimos en unos
resort, llamados Compaund, dentro de ellos, hay mucha más libertad, sobre todo
para las mujeres, que pueden ir vestidas como quieran. En nuestro Compaund, teníamos
piscina, jacuzzi, gimnasio, tiendas,… aún no siendo muy grande, la verdad es
que se vivía muy bien allí.
Sobre la comida, la verdad que me sorprendió como en Riad hay
mucho donde elegir, puedes encontrar todo tipo de comida, de cualquier parte
del mundo; hindu, mejicano, italiano, libanes, turco,… además hay gran número
de centros comerciales y siempre tienen gente. Sorprende ver todas las típicas cadenas
de ropa femenina, que llevarán puesta por su casa o debajo de sus abayas… Y los
restaurantes están separados en dos zonas, para hombres y para familias, nunca
verás a una mujer sola en ningún sitio.
La ciudad está llena de mezquitas, algunas más bonitas y
grandes que otras. Los sauditas y por ende el mundo musulmán mantienen unas creencias
religiosas muy férreas, pero cuando pasas tiempo aquí te das cuenta que no es
muy diferente al fervor católico que se vive en muchas zonas de España en
Semana Santa, eso sí aquí durante todo el año. Al final son culturas diferentes
y lo único que necesitas es respetar sus costumbres.
Sobre el turismo, la verdad es que solo tuve un día para
adentrarme en la ciudad, el país tardará en abrirse al mundo, como ya han hecho
otras zonas cercanas como Dubai o Qatar, en mi opinión por dos razones
principales, una el obligar a sus visitantes a cumplir sus costumbres y dos,
por lo costoso de conseguir un visado de entrada al país. Mientras no cambien
estas restricciones, solo recibirán visitas de trabajadores y familiares de
estos trabajadores.
En este día de turismo conocí, dos zonas, el Kingdom Tower,
la torre más alta de la ciudad, en forma de abridor, de más de 300 metros de
altura y las vistas más impresionantes de la inmensidad de la ciudad, en la que
no encuentras fin.
Y la otra zona, lo que sería el casco antiguo de la ciudad,
con la fortaleza de al-Masmak, que alberga el museo de historia de Riad, la Torre
del Reloj y la Plaza Dirah, junto a una de las mezquitas más grandes de la
ciudad. La zona estaba llena de vida, con numerosos bazares en las calles aledañas
y muchos niños jugando al fútbol en la plaza, donde dicen que aún realizan
ejecuciones públicas, un contraste difícil de creer.
Esto es Riad, no sé si tendré que volver, muy posiblemente
sí, pero sin duda en el caso de volver, ya no tendré ese temor de la primera
vez, porque se tiene miedo a lo desconocido y aunque poco ya sé como es la vida
en la capital de Arabia Saudi.
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