domingo, 31 de diciembre de 2017
Resumen del año 2017
En el siguiente video podeis ver, un resumen de lo que este año 2017 que se nos va, ha sido para mi:
domingo, 10 de diciembre de 2017
Conociendo la Isla de Mallorca
Estos días en Mallorca he tenido la oportunidad de volver a viajar solo.
Pasar unos días asi sirven mejor que nada para conocerse, para saber
que te inquieta, cómo te sientes y sobre todo para descubrir a tus
anchas una ciudad.
No es fácil pero prefiero mil veces viajar sólo a no hacerlo.
Y por qué Mallorca? porque desde que era muy crio no habia venido y los
precios con Norgeiwan eran muy asequibles volando ida y vuelta por 50€.
A la llegada al aeropuerto de Palma tenía reservado un coche con
Goldcar, a diferencia con otros alquileres de coche que había hecho,
tuve que pagar una serie de tasas y suplementos que vendrían en la letra
pequeña a la hora de reservar pero que me dejaron con cara tonto,
porque el precio del coche se disparó de manera exponencial..en fin.
Una vez con coche me dirigí a la zona de Manacor, deteniéndome en
Montuiri, un pueblo al que me había recomendado mi amigo José Luis pasar
para probar un "pan amb oli", cruzándome de lleno con una carrera
popular de 10k que tenía paralizado el pueblo, una premonición?? Si
hubiera llegado solo un poco antes igual la hubiera corrido.xD
Tras llenar un poco el buche, seguimos la andadura hasta el Port de
Manacor y las cuevas del Drach. La verdad es que su visita es muy
recomendable, un ameno paseo entre estalagmitas y estalactitas con el
lago Martel, que acaban con un pequeño concierto y paseo en barca por el
lago. Una divertida excursión muy hecha para el turisteo.
De allí y ya que tenía coche, decidí cruzar la isla hasta el norte y
llegar al faro del Cabo Formentor. De camino había varios miradores, uno
de ellos realmente impresionante, con grandes acantilados rompiendo las
olas del mar. Una visita imprescindible de la isla.
El segundo día lo tenia reservado para conocer Palma, a las 11 empezaba
un free tour, donde fuimos guiados por Eulalia una joven mallorquina que
nos encandiló con su simpatía y su sapiencia en un entretenido paseo
conociendo los entresijos de la catedral, el palacio de la Almudaina, el
Ayuntamiento, la calle san Miguel, el mercado, hasta llegar a la plaza
de España.
Por la tarde visite la Almudaina por dentro y me perdí entre las calles del casco antiguo.
Ya el tercer día tenía reservada una bici de carretera para adentrarme
con ella por la sierra de Tramontana, una manera magnífica para conocer
esta zona, sus pueblos su paisaje, esa mezcla de montaña y mar. Desde
Palma, fui rumbo a Valldemosa, luego Deya, Port de Soller, Soller y
vuelta a Palma. Unos 80km donde pude disfrutar como un niño del entorno,
haciendo fotos de cada lugar y donde también pude exigirme un poco con
la subida del Col de Soller, un día magnífico que me costará olvidar.
El ultimo día, fui a la castillo de Bellver desde donde descubrir la
ciudad desde las alturas, sus vistas son increíbles, el puerto, el
mediterráneo, la catedral y la sierra de Tramontana. Un sitio magnífico
que sirve como colofón de una nueva aventura viajando.
Ahora a pensar en
la siguiente.
miércoles, 15 de noviembre de 2017
Porque correr es vivir
Mucha gente no nos entiende, nos
miran con rareza, piensan que hace “ese tío” corriendo con el frio que hace,
lloviendo, cuando la cae la noche o cuando ni siquiera los primeros rayos de
sol han iluminado el nuevo día. La verdad que hay un poco de locura en todo
esto, nos gusta cansarnos, desgastarnos, sufrir, llevar nuestro cuerpo al
límite y todo esto para qué…
La verdad es que no hay una
respuesta clara para esto, cada uno tendrá la suya, pero cada vez somos más, esta
enfermedad, nuestra locura se contagia, siendo muchos los que se acercan a
probar nuestra droga y lo que está claro es que engancha, empiezas a pensar en
ritmos, carreras, zapatillas, sueños, retos, tu día a día tiene mucho más que el
trabajo, los problemas, el estrés,… esta droga arrasa con todo eso, porque
mientras corres eres libre y tu locura empieza a tener sentido.
No sé si esta sensación la
tendrán los 35000 corredores que se dieron cita en la Behobia, muchos quizás
solo querían vivir la fiesta que rodea a esta carrera y aún no estén
enganchados a nuestra locura, pero otros como es mi caso, viviendo una de las
pruebas más bonitas que se pueden disputar, te vienen a la cabeza todas y cada
una de las respuestas que darías a todo aquel que cuestione nuestra filosofía
de vida, porque en este fin de semana las he sentido todas.
Y aquí están mis respuestas:
Por los amigos que encuentras
compartiendo tu locura.
Por los momentos que pasas con
ellos.
Por los viajes que se hacen y que
haremos con la excusa de una carrera.
Por las cañas, los pintxos, las
risas.
Por los sueños, las ilusiones, el
tener un objetivo a corto medio plazo que te motive tu día a día.
Por alcanzar metas.
Porque si no has alcanzado tu
objetivo, siempre podrás echar la culpa al viento, al asfalto a las zapatillas
nuevas, a qué había mucha gente, a que no pillabas satélite con tu GPS,
cualquier excusa si la quieres es válida, porque todo depende de ti.
Porque llegas a carreras como la
Behobia y te das cuenta la de gente que comparte tu forma de vida.
Por un momento, una mirada, un
recuerdo.
Por subir al Monte Urgull o al
Iguenzo y verlo todo bajo a ti.
Porque los nervios o la
irritabilidad, desaparece con el pistoletazo de salida y si lo piensas puedes
transferir esas sensaciones a tú día a día, para aprender a controlarte en
situaciones que te provoquen ese descontrol.
Por volver a Donosti a otra
Behobia y que me vuelvan a animar por mi nombre gente que ni conoces.
Por chocar la mano a los niños
que se agolpan en el recorrido de una carrera.
Por sentir como se ponen los
pelos de punta al escuchar los ánimos.
Por ver el esfuerzo de la gente
en alcanzar su meta.
Porque quiero ser cada día un
poco mejor.
Porque me gusta.
Porque corriendo me siento yo.
Porque cuando corro me siento
vivo…
Gracias por este fin de semana, Zizurkil Runners
miércoles, 6 de septiembre de 2017
Las landas en Bici
Como todas estas aventuras que
termino haciendo, todo empieza por algo que escuchas, se te queda ahí metido y
en cuanto se da la oportunidad terminas embarcado en un nuevo viaje, cargado
con tu bici.
En esta ocasión el destino sería
Las Landas; un gran bosque que se
extiende paralelo a la costa Atlántica del Sur de Francia, justo encima del
País Vasco, en cuyo interior podíamos encontrar un entorno de naturaleza, con
grandes lagos y el carril bici EV1 de “La
Velodyssey”, que penetraba por el interior bosque, en un fabuloso viaje
entre árboles, pueblos, lagos, ríos y playas.
La aventura la repartimos en tres
días de bici, más uno conociendo Burdeos, la capital de la región francesa de
Aquitania, donde se encuentran Las Landas, siendo la ciudad más grande de esta
zona de Francia. Alquilamos una furgoneta, donde meter las tres bicis de mis
dos acompañantes de esta aventura, Buitre y Chime y a la salida del trabajo nos
fuimos rumbo a Irún, donde dormimos la primera noche, al preferir ya que
llegaríamos de noche, hospedarnos aún en España.
Dia 1: Bayona – Lit et Mixed 79km
Por la mañana cruzamos la
frontera y nos plantamos en Bayona, dejando la furgoneta en el apeadero de Boucau,
por el que ya transcurría el carril bici que nos adentraría por la Landas.
Desde allí comenzó una aventura llena de grandes momentos, mientras
alcanzábamos distintas poblaciones, en una de ellas, Capbreton, me llamó la
atención su embarcadero y un alto puente sobre un canal que terminaba en otro
inmenso lago, desde donde unos jóvenes saltaban abajo.
La ruta, estaba siempre bien
indicada y solo tenías dudas al llegar a alguna población al cruzarse con otros
carriles bici, pero mientras tengas claro, cual es la siguiente población que
tienes que alcanzar es imposible perderse.
Comimos en la playa de un precioso lago y pusimos rumbo hasta León, que
en condiciones normales hubiera sido nuestro primer destino, pero que en el
momento de reservar los alojamientos, no tenía disponibilidad, por lo que
seguimos avanzando, visitando el lago homónimo que nace junto a la población y
desviándonos unos kilómetros de la ruta original para alcanzar la población Lit
et Mixed, donde pasamos la primera noche y donde tuvimos tiempo para darnos un
chapuzón en la piscina de nuestro alojamiento.
Dia 2: Lit et Mixed – Biscarrose Navarrose 79km
El Segundo día despertaba nublado
y al llegar a Mimizan, donde volvíamos a enlazar con la ruta original, nos
empezaría a llover. Una verdadera faena, porque aunque estábamos preparados
para el mal tiempo, la lluvia nos impedía disfrutar de un entorno que empezaba
a ser realmente hermoso, penetrando cada vez más en unos bosques increíbles que
se metían casi hasta la mismísima playa, un contraste de árboles y arena de
playa difícil de encontrar en otros sitios.
En uno de los pueblos que
pasamos, terminamos entrando en una pastelería donde comimos tan ricamente y
seguimos nuestro rumbo paralelos al inmenso lago de los hidroaviones de Biscarrose,
momento en el que las nubes desaparecieron permitiéndonos disfrutar del viaje.
Continuamos unos pocos kilómetros hasta la zona conocida como la Navarrose, un
espectacular camping, lleno de autocaravanas a pies de un nuevo lago, un típico
sitio de vacaciones para los franceses a
tenor de los servicios que habían por la zona.
Día 3: Biscarrose Navarrose–
Burdeos 107km
Lo mejor lo íbamos a dejar para
el último día, atravesando una zona imprescindible si alguna vez quieres
visitar las landas. A los pocos kilómetros de empezar la etapa, nos adentramos
en el bosque y comenzamos una seria de subidas y bajadas por un entorno
precioso, siendo esta la única parte del todo nuestro “Tour de Francia” con algo
de pendiente.
Esta parte del recorrido, no se
me quitaba la sonrisa de la cara, lo disfruté como un niño con zapatos nuevos,
porque el paisaje era magnífico y de pronto nuestro camino desembocaba en
Biscarrosse-Plage, una localidad bastante turística, con una playa grandísima.
Pocos kilómetros después llegamos
a un lugar de ensueño, porque el que solo por él merece la pena visitar esta
parte de Francia, se trataba de la Duna de Pilat, una montaña de tierra de unos
100 metros de altura, la duna más grande de toda Europa, que separaba el
frondoso bosque, con la costa atlántica. Tras escalar, la montaña, llegamos al
paraíso, las vistas de la cima de la duna eran realmente increíbles, una de
esas imágenes que se te quedan grabadas en tu mente, con un mar azul, en donde
se extendían unas pequeñas islas a pocos metros de la orillas, fruto seguro de
la arena de la propia duna, dando una estampa realmente única.
La bajada de la duna, era una
pasada, saltando, corriendo, esquiando, dejándote caer rodando, me hubiera
quedado todo el día, pero teníamos que avanzar en nuestra etapa.
La siguiente localidad era
Arcachon, una multitud de carriles bici, empezaron a aflorar y no teníamos muy
claro por donde seguir, porque desde esta población ya teníamos que salirnos de
la ruta de las landas, para irnos rumbo a Burdeos. Sin saber muy bien cómo,
acabamos en la oficina de turismo, donde nos dijeron que hasta Burdeos, no
llegaba ningún carril bici, dudamos sin coger el tren desde allí, pero
finalmente nos aventuramos a terminar nuestro Tour en bicicleta, y cualquier
intento por ir por caminos, u otra alternativa que no fuera el arcén de un
larga carretera recta que separaba los 40km que nos restaba hasta Burdeos, fue
en vano.
Una vez en Burdeos, nos dio
tiempo a ver el partido de España Italia y pasear por la noche por alguno de
los puntos más emblemáticos de la ciudad.
Día 4: Conociendo Burdeos
Como ya es tradición cada vez que
visito una ciudad, salí a correr mientras me hacía fotos por la ciudad, Burdeos
me pareció encantadora, con el rio Garona, el puente de Piedra, la catedral y
su torre Pey Berland, la plaza de Bourse, la fuente de los Girondinos en mitad
de la plaza de los Quincoces, y la gran cantidad de puertas de acceso a la
ciudad.
Con nuestras bicis,
tranquilamente, llegamos a la Ciudad del Vino, un moderno museo, que ensalza el
símbolo de esta ciudad y recorrimos una y otra orilla del rio, dejándonos
encandilar por una ciudad que aunque pequeña en cuestión de monumentos, me
pareció realmente hermosa.
sábado, 19 de agosto de 2017
Vacaciones Activas en el Pirineo Catalán – Viella (Valle de Arán)
Este verano tocaba volver a
Pirineos, esa magnífica tierra, donde las montañas tocan el cielo, los pueblos
se visten con casitas de piedra, el paisaje se tiñe de verde y el agua brota de
cualquier sitio, formando increíbles cascadas, ríos y lagos. Es un verdadero
regalo de la Naturaleza, que construye para nosotros una verdadera fuente de
vida, que te proporciona una desconexión total y lo digo yo, a pesar que soy
mucho más de ciudad que de campo y que amó más el mar que la montaña.
De entre la inmensidad de
montañas y valles que forman este paraíso que compartimos con nuestros vecinos
francesas, aún no había pisado la zona catalana, por lo que el epicentro de
nuestro viaje sería Viella, en Lérida, dentro del Valle de Arán. Desde allí, el
deseo de pasar unos días fabulosos, realizando una de las cosas que más nos
gusta en la vida, el deporte, así que con la compañía de Jose Runner y mi
hermano Gaspar, vivimos unos días llenos de aventura y de variedad en nuestras
actividades.
Ya nada más llegar y ver como una
alcarreña, Ana Lozano, daba todo lo que llevaba dentro, por meterse en la final
de 5000m en los mundiales de Atletismo de Londres, quisimos emularla con un
entrenamiento por el precioso entorno que rodeaba nuestra localidad, el mejor
prólogo del viaje que nos esperaba.
A la mañana siguiente teníamos
reservada, la primera de nuestras actividades, Rafting, con la empresa
Deportur, que organizan sus actividades con una gran coordinación y seguridad.
Tras ponernos el traje de neopreno, una pequeña excursión en furgoneta hasta el
pueblo de Les Bordes, donde nos meteríamos en el Rio Garona, aprovechando la
suelta de agua que tienen prevista cada día de cara a la agricultura. Nunca
había hecho rafting y las sensaciones fueron magnificas, luchando con la
corriente del agua, siguiendo las instrucciones de nuestro monitor, evitando el
choque con las rocas del cauce del rio y saltando entre las olas que provoca el
río en sus zonas de rápidos. Toda una experiencia.
Por la tarde, cogimos una de las rutas de MTB que tienen
previstas en el valle de Arán, para hacerla como entrenamiento de montaña, con
un Trail de 14km, que hicimos suavemente disfrutando de los paisajes del
entorno.
La actividad del siguiente día,
era senderismo, por los lagos de Colomers, dejando el coche en los baños de
Tredos y comenzar nuestra caminata hacía el refugio de Colomers, donde elegimos
la ruta más larga y que más lagos visita, de las dos que se pueden realizar.
Posiblemente haya sido la ruta de senderismo, más bonita que haya hecho nunca,
cada nada llegabas a un nuevo lago, unos más grandes que otros, pero todos
hermosos, un verdadero regalo a nuestra vista. En total 21km, en una excursión
que nos llevó gran parte del día, donde pudimos conversar de temas profundos de
la vida, cruzarnos con otros montañeros como los guipuzcoanos que corrían la
Behobia y sobre todo donde pudimos llenar nuestros recuerdos de una inmensidad
de imágenes que parecían postales.
Como ese día nos lo habíamos
ganado, nos dimos un homenaje para cenar en una sidrería-asador de Vielha, para
recuperar líquidos y proteínas.
El siguiente día, volvimos a
Deportur, pero esta vez para hacer barranquismo, nos volvimos a vestir de
neopreno, una mucho más gordo que el día del Rafting y con protección en
articulaciones y trasero. Nos llevaron al barranco de Bausen, para hacer un
cómodo descenso de un 1km aproximadamente, que para mí que ya había hecho
descenso hace unos años se me quedó algo corto, pero que es perfecto para
iniciarse en la actividad, con toboganes, algún salto, pasos entre cuevas,
cascadas de agua, en definitiva un verdadero parque acuático en mitad de la
naturaleza.
Como acabamos pronto, visitamos
la localidad de Bossost que estaba celebrando sus fiestas.
Después, tarde libre para
recuperar fuerzas y pasear tranquilamente por Vielha, una localidad que
principalmente vive del turismo rural y del deporte, en invierno con el esquí
al estar muy cerca de la estación de Baqueira-Beret y en verano, gracias a
aventureros como nosotros.
Para la mañana siguiente teníamos
reservadas unas bicicletas, para realizar varias rutas por el entorno, y la
excursión se nos fue de las manos, con casi 83km pedaleando con una ganancia en
altura de 2500 metros, una verdadera paliza, que mereció la pena por todo lo
que vimos, los pueblos que pasamos, las vistas de todo el valle de Aran, la
estación de Beret. Pero que nos hizo sufrir de lo lindo, sobre todo en un
puerto que no acababa nunca. Las piernas se nos iban a poner bien fuertes en el
viaje. El baño y comida en el rio junto al Montgarri, las vacas, los ponis. Un
día completito que terminamos en un italiano para recuperar hidratos de todo el
día pedaleando.
El último día y antes de
volvernos, visitamos algunos pueblos como Bohí o Tahull, con sus iglesias
románicas llenas de encanto, que fueron el broche a nuestra aventura pirenaica
de este año.
Así, entre risas, azucarillos, y
muchas vivencias pasaron estos fabulosos días por Pirineos, hasta la próxima.
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