Si hay una ciudad de la que estoy realmente
enamorado es San Sebastián y estando tan cerquita no podía perder la
oportunidad de pasar un día entero en Donostia. Cuando vienes a la capital
guipuzcoana, visitas su casco antiguo, la playa de la concha, la catedral, el
Peine del Viento y sobre todo te dejas envolver por esa fusión de mar y montaña
que pocos lugares tienen.
Pero entre todos los puntos de interés de San
Sebastián, hay uno, que siempre que voy con tiempo me gusta ir, se trata de
Monte Igueldo, muy cerca del Peine del Viento, cuando la concha ha llegado a su
fin, se erige una montaña, coronada por la torre de Igueldo, para llegar hasta
arriba el cuidado funicular de mismo nombre, que por poco más 3€ te hace el
recorrido de subida y de bajada.
Una vez montado en el tren, comienzas una
aventura única, subiendo una montaña de gran desnivel que te lleva a un mirador
único de la ciudad, con toda la Concha sobre tu horizonte, a lo lejos el casco
viejo, ves la isla, y como la marea cubre casi toda la playa. Y te dejas
contagiar por esa brisa, por la belleza que ven tus ojos, por descubrir lo
maravilloso, que puede llegar a ser una ciudad.
Y las vistas no es lo único mágico del monte,
todo su interior es un parque de atracciones de los de antes, con unas barcas y
su rio salvaje, colchonetas, ponis, pasaje del miedo y montaña rusa, un lugar
que merece la pena pasear y si vienes con niños disfrutar de su diversión, de
la magia.
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