A unas cuentas paradas de metro desde Bilbao,
se llega cómodamente a Portugalete, famoso por el puente colgante de Bizcaia que
cruza la ría y comunica con Getxo. Cuando llegas a su centro urbano, te das
cuenta que entre sus empedradas y pendientes calles puedes hallar un gran
número de puntos de interés; como la
Basilica de Santa María, desde donde tienes unas vistas impresionantes del
puente colgante. Al lado tienes la torre Salazar y a lo largo de la ría un
precioso paseo que bien merece la pena pasear y disfrutar.
El puente colgante, es uno de esos puntos que
hacen diferente a un lugar, a los que amamos la Torre Eiffel, nos recuerda
bastante a ella y es normal, porque es una obra contemporánea al símbolo Parisino.
Sin duda el puente colgante ha sido el punto turístico construido por el hombre
que más me ha gustado de toda mi estancia en Vizcaya, es super curioso ver como los coches hacen
cola esperando poder subir a su transbordador y cruzar al otro lado. Para
cruzar el puente tienes dos opciones o bien por el transbordador por unos poco
céntimos con tu tarjeta Barik o bien a través de la pasarela superior que tiene
un mayor reclamo turístico y cuesta 7 euros.
Cruzando a Getxo…
Cuando llegas al otro lado, ves una población
más grande, más moderna, más ordenada, sin tanto patrimonio, ni calles
empedradas. Junto a la playa de las Arenas, un paseo que se introducía a la
desembocadura de la ría y el mar, con un parque precioso, en el que descubres
todo un conjunto ribereño de gran belleza, rodeado de palacetes y mansiones.
El atardecer es realmente precioso, viendo
como se esconde el sol, por el cercano Santurce y aunque reconozco que
Portugalete me gustó más, reconozco que Getxo tiene algo que sus vecinos no
tienen, y son las vistas del pueblo de enfrente.
De nuevo al metro desde Getxo, tras disfrutar
de una tarde magnifica con el recuerdo del puente de Bizcaia aún en mi retina.
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