Los días pasan y llega el día de la última
excursión esta vez hasta Durango, de nuevo elegimos el Euskotren para desplazarnos
hasta allí y llegamos en apenas 30 minutos. La primera sensación que tienes es
que Durango es una población mucho más grande que las visitadas hasta ahora,
solo su estación soterrada, son un ejemplo de este aspecto. Y cuando sales, ves
edificios muchos más modernos que los vistos hasta ahora y crees que no tendrá
mucho que ver.
Claro ejemplo, que las primeras sensaciones
no siempre son correctas, porque no se tarda en llegar paseando a un casco
antiguo, lleno de patrimonio, con dos iglesias en cada extremo y 3-4 calles
peatonales, paralelas entre si. En un lado la basílica de Santa María de
Uribarri con un pórtico con cubierta de madera, increíblemente grande y al otro
lado la Parroquia de Santa Ana, que ladea con el río en una bella estampa de
cascadas, con el arco de Santa Ana y la Iglesia.
En esta zona, tenía previsto una
representación de la Pasión de Cristo, en la que gran parte del pueblo se
involucra, tenía muy buena pinta, ya que el escenario con la fachada de la
Parroquia era único, pero el horario de la función no era compatible con el
horario de vuelta del Euskotren.
Sin duda un gran colofón a unos días en los
que pude conocer un poquito mejor todo la zona de Vizcaya, llena de pueblos
preciosos que me dejan un gran recuerdo.
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