Cuando hablamos de deporte,
pensamos en los entrenamientos, las competiciones, las victorias, las derrotas,
en momentos duros y sobre todo en muchos momentos alegres. Pero todos los que
hacemos deporte, el que más o el que menos ha sufrido alguna lesión.
Pasé malos momentos entonces, pero
no me rendí y aunque muchos no entendían por qué tenía tantas ganas de seguir
jugando, volví a jugar, volví a ser el que era.
Sólo dos años después de la
primera operación, pero poco más de un año de mi vuelta, fue la rodilla, una
rotura de asa de cubo de menisco interno y rotura parcial del LCA, nuevo paso
por el quirófano y una rehabilitación no tan dura como la anterior, pero si muy
dolorosa e intensa, hubo días que estaba hasta 7 horas al día, haciendo bici,
nadando, con ejercicios en casa y con la rehabilitación de Cristina mi fisio,
de la Sanz Vazquez que ya me había tratado con el brazo.
Mucho ha pasado desde entonces,
no soy el mismo, aprendí; por ahí dicen
que lo no te mata te hace más fuerte y a mí me hizo ser muy fuerte, sobre todo
mentalmente. Aún hoy, muchos consideran que debería haber dejado el deporte
entonces, porque raro es el día que no vuelvo con un dolor, un golpe, una
herida, pero sinceramente a mí me merece la pena, yo quiero ser quien dirija mi
vida y que no sea ella la que me lleve a donde otros me digan, está claro que
debes escuchar, pero sobre todo a ti mismo, a tú cuerpo, por qué ante una adversidad, como es una lesión, aparece un nuevo
reto, un objetivo, una meta, no te rindas y no dejes de hacer nada que te
encanta mientras puedas.
Yo sigo jugando al fútbol, quizás
ya no, con la intensidad de entonces, porque aprendes y llevas las cosas a un
punto más sostenible y llenas ese vació de competitividad con otras cosas cómo
el atletismo, pero en definitiva con deporte, porque pase lo que pase, mientras
pueda y yo quiera el deporte guiará mi vida.
PD: Todas las fotos son de
lesiones, golpes, heridas y operaciones mías, en definitiva de experiencias
vividas, con las que nunca he tirado la toalla.