sábado, 17 de diciembre de 2022

Murcia, qué hermosa eres


Toda la vida veraneando en Murcia, pero nunca antes había hecho turismo por su capital y provincia, también es cierto que en verano, con sus casi 40 grados es un poco tortura, ponerse a recorrer sus calles, por lo que este puente de Diciembre, llegó la oportunidad de conocer un poquito mejor la tierra que me acoge cada verano desde que tengo uso de razón.

Lo primero el clima, mientras en Madrid y alrededores ya ha llegado al frio, alli aún tuve oportunidad de andar en mangas de camisa, una verdadera maravilla a unos días de entrar en el invierno.

Murcia 

Comenzamos por la capital, siempre pasaba de largo, rumbo a la costa y esta vez me adentré por sus calles, donde me llevé una agradable sorpresa. Todo el paseo del rio Segura es precioso, sus puentes, la torre de Catedral de fondo, la sardina apareciendo por el agua, el malecón, una zona preciosa.



Acercándonos al centro, llegamos hasta el Ayuntamiento, con sus enormes jardines de flores y muy bien decorado de cara a la navidad.



El casco antiguo es una delicia, muchas calles peatonales, con multitud de tiendas y pastelerías, que "olorcico" más bueno en alguna de ellas, era difícil resistirse a la tentación de probar algún dulce. Y en mitad del centro una increíble catedral, que visitamos y subimos hasta lo alto de tu torre, donde contemplamos el replicar de sus majestuosas campanas, una experiencia singular.


Tras comer de maravilla, en uno de los locales que nos recomendaron, realizamos un free tour para conocer más de la historia y las anécdotas de la ciudad, en un paseo por la catedral, las ruinas de la antigua muralla, el teatro y otros rincones curiosos de la capital.


La Manga y Cabo de Palos


Ya hacía años que no estaba en la Manga, es increíble tan cerca en distancia de donde veraneo, pero al estar separado justo por la zona que alimenta de agua el Mediterráneo a su hermano pequeño el Mar Menor, para llegar hasta la Manga, tengo que recorrer por completo todo el Mar Menor. 
Recorrimos de punta a punta la Manga, subimos a su mirador y pude corroborar como las playas del Mar Menor de la Manga, no le llegan ni a la rodilla a las que disfruto siempre en la zona de Lo Pagán.


De la Manga fuimos al Cabo de Palos, un enclave precioso, con la coronación del faro, zonas acantiladas y la fuerza del Mediterráneo golpeando sobre ellas. 




Cartagena

A Cartagena, solo hacía unos meses que había estado con mis padres, pero mereció la pena volver, ascender por el ascensor panorámico que te lleva a la colina del Castillo de la Concepción, adentrarse por su parque e ir descendiendo contemplando el Teatro Romano, la Catedral Antigua, hasta caer en los pies del ayuntamiento y su colosal paseo central.


En Cartagena no hicimos tour pero si nos adentramos en una visita guiada en el interior del Ayuntamiento que mereció mucho la pena.



En fin, unos días fabulosos con buena compañía, buena comida, descubriendo sitios nuevos, relajándonos en el centro de Talasoterapia de San Pedro del Pinatar y recuperándome del maratón de Valencia.