miércoles, 31 de marzo de 2021

La ruta del agua en Hellín



Y siguiendo con los viajes que nos permite la pandemia, he podido disfrutar de unos días maravillosos en Hellín, acompañado de mi padre, que el pobre llevaba demasiado tiempo sin poder pasar unos días en la población que le vio crecer.

En la comarca de Hellín, se encuentran tres embalses de gran envergadura, el Cenajo, Camarillas y el Talave, de aguas del río Mundo y del río Segura que se nutren también con agua del trasvase Tajo-Segura, que por cierto conducía lleno en estos días. Siempre me habían comentado que se encontraban en parajes preciosos de naturaleza, así que en este viaje me propuse conocerlos y adentrarme en algún que otro secreto más, como el Cañón de los Almadenes.

Ruta 1: Hellín – Liétor - Pantano del Talave - Hellín 70km en bici

El primer día, me escapé desde Hellín, en bici hasta la preciosa localidad de Liétor que ya conocí en mi viaje de Diciembre, lo bordeé por completo disfrutando de la preciosa sierra del Segura, volviendo por el pantano del Talave, pedaleando por un entorno maravilloso, que continuaba siguiendo el cauce del rio Mundo, hasta los puentes romanos de Isso.

 Ruta 2: Cañón de los Almadenes

Al día siguiente, me fui en coche, siguiendo la carretera de Agramón, Las Minas, hasta llegar donde el rio Mundo y el rio Segura se juntan, cerca de allí nace un cómodo camino, rio Mundo arriba de unos 2km, que nos lleva hasta uno de los secretos mejor escondidos de Albacete, el cañón de los Almadenes.


Es una pena, que el mantenimiento de todo el paraje sea demasiado precario y que disfrutarlo, suponga tener los ojos bien abiertos para no perder el equilibrio.  

Una vez de vuelta, me detuve en el pantano de Camarillas y desde su presa, se puede ver el comienzo del Cañón, una verdadera preciosidad.

Todo este entorno lo había visto desde el tren que nos lleva a Murcia, por el recorrido que dejó de funcionar hace un par de años, siempre me había llamado la atención asomarme a la ventana del tren, ver el agua del pantano y esa extraña pasarela construida en la montaña, nunca imaginé la belleza del lugar. En el siguiente video de Youtube, entre los minutos 12 y 14, se puede ver lo que hasta ahora conocía de esta zona.

 

Ruta 3: Hellín – Pantano del Cenajo – Hellin. 60 Km en bici

La última ruta, me llevó al pantano del Cenajo, en una sinuosa ruta, sin nada de tráfico en la que me cruce con corzos, hasta alcanzar un túnel increíble que nos lleva a la presa de este embalse, de gran tamaño y que hace frontera con la región de Murcia.

Unos maravillosos días, en los que como las rutas no eran muy largas, pude comer todos los días con mi padre, disfrutando en las terracitas de Hellín de estos primeros días de la Semana Santa.

Siguiente parada Ciudad Real.


domingo, 21 de marzo de 2021

Seguimos conociendo mi provincia



Tengo la suerte de vivir en una provincia preciosa, que gracias a la situación que estamos viviendo estoy teniendo la oportunidad de conocer un poquito mejor.

Con el puente del día del padre de la Comunidad de Madrid, me cargué la bici al coche, me saqué una noche de hotel en Matillas, un pequeño pueblo junto a Jadraque bañado por el rio Henares, donde en el Hostal Restaurante Rijujama me trataron de maravilla.

Y desde allí partí el primer día a realizar una larga y preciosa ruta en bici, que se me alargó por encima de los 100km, entre Matillas, Jadraque, Cogolludo, el Pantano del Arcolo, Hiendelancina, Atienza, para volver de nuevo a Matillas, pasando por las tres Cendejas. Una ruta preciosa, entre naturaleza, pueblos preciosos, que si no hubiera sido por el maldito viento la hubiera disfrutado mucho más.

https://www.strava.com/activities/4968085415


Por la tarde, tras recuperar fuerzas, me fui a pasear por Jadraque, que llevaba siglos sin pasarlo, paseé por el Ayuntamiento, su iglesia, la plaza de toros y luego su majestuoso castillo. La puesta de sol desde allí fue realmente preciosa.





El siguiente día, me levanté prontito y cogí una senda de la ruta del Cid, para llegar desde Matillas a la localidad de Bujalaro, por un camino paralelo al río Henares y a la vía del tren.



Una vez abandonado el hotel, me desplacé a visitar los pueblos que había pasado el día anterior con la bici, pero ahora de una forma más sosegada.

La primera parada Atienza, es increíble la de patrimonio que tiene esta localidad y la poca gente que me encontré por sus calles. Me encantó pasear, hasta llegar a lo alto del castillo y descubrir que se podía subir hasta lo alto de la torre, preciosas las vistas desde todo lo alto.






La siguiente parada, para hacer unas cuentas fotos en el embalse del Alcorlo, antes de llegar a Cogolludo, última parada de mi escapada por la provincia, para perderme entre sus calles, el Palacio de los Duques de Medinaceli, sus iglesias y las ruinas de su castillo. Dándome un homenaje gastronómico para terminar estar corta pero necesaria escapada por mi provincia.




A veces no valoramos las cosas que tenemos más cerca, pero estos pueblos, toda esta zona de nuestra provincia de Guadalajara, es realmente hermosa y ahora es buen momento de visitarla más aún si no la conoces.

Ven a Guada.

viernes, 5 de marzo de 2021

Nuevo reto a la vista

De la primera foto a la siguiente hay casi un año de diferencia, mis dos últimas entradas en meta, una el 8 de Marzo del 2020, justo antes que el coronavirus, nos cambiaran la vida; y al lado mi entrada en meta el pasado Domingo 28 de Febrero de 2021, en el Duatlón del Jarama.

Ha sido un año muy duro, este puñetero bicho se ha llevado a tanta gente, nos ha llenado la vida de dudas, miedos, distancia y soledad. Aunque tengo la esperanza que el final de la pesadilla este cerca, la realidad es que tenemos por delante un futuro incierto.

La verdad siempre intento sacar el lado positivo de las cosas y lo bueno que puedo rescatar de esta situación es que no he perdido a nadie de mi entorno cercano, lo que visto lo visto con los dramas que se están viviendo ya es mucho.

Sin embargo, como a todos, esta situación nos ha arrebatado algo de nosotros, para mí se llevó esa ilusión en el medio plazo por alcanzar un objetivo deportivo, un reto que daba sentido a mi día a día, me despejaba de mis problemas personales y laborales, me recargaba mi batería y me liberaba de todo aquello malo que arrastra nuestra rutina.

Cualquier intento por ponerme cualquier reto, aunque no hubiera carreras, no me duraba más que unos días, en especial por el dolor que sufría en ambos tendones de Aquiles, después de volver a correr tras el primer confinamiento.

Al principio no le daba importancia, sencillamente descansaba unos días, pero al volver a correr, el dolor volvía, peor en el pie de izquierdo, donde desde hace años tengo un bulto que se conoce como enfermedad de Haglund.

Comenzó el periplo de médicos, fisios y especialistas, porque aunque el dolor me permitía correr y habitualmente solo duraba la primera parte del entreno, me provocaba un dolor aún más dañino dentro de mi, al sencillamente dudar si merecía la pena seguir corriendo.

Esa idea ha pasado muchas veces por mi cabeza en estos meses atrás, mis Aquiles se desgastan más rápido de lo que deberían y la operación para pulir el Haglund, no me garantiza que los tendones dejen de envejecer al mismo ritmo y eso se suma al atrapamiento femoroacetabular, que me diagnosticaron en el 2018, donde el roce de mi fémur en la cadera, estaba desgastando la articulación.

Con este panorama, la verdad sentía que con 36-37 años me había hecho mayor para este deporte y que lo más sensato sería dejarlo y quizás en términos de prudencia, esa sería la mejor decisión.

Pero nunca he sido una persona que se rinda tan fácilmente y pensé en que, si necesitaba un reto, mi reto era este, seguir corriendo y que quizás para seguir corriendo tendría que correr menos, así que comencé a no correr dos días seguidos, combinando la carrera con días de natación o bici, y fortaleciendo mucho más, sumando a mi rutina de la cadera unos cuantos ejercicios para fortalecer los tendones de Aquiles y poniéndome hielo tras cada día de correr.

Le dije a mi cabeza, que ya valía de lamentaciones, que simplemente entrenara. Y así fueron pasando las semanas, y me daba cuenta que estaba entrenando bien, que los dolores ya solo eran molestias, que con cabeza y escuchando a mi cuerpo, era capaz de volverme a exigir y a disfrutar del deporte.

Y lo que me ha dado unas alas increíbles es volver a ponerme un dorsal y descubrir que estoy en un buen momento de forma, quizás no en el mejor, pero competir 15k por debajo de 4min/km y a 34km/h los 45km de bici, me hacen ver que estoy fuerte y que puedo seguir así.

No sé cómo reaccionará mi cuerpo el día que le vuelva a exigir en busca de mejorar mis marcas, soy consciente que quizás haya ya una línea que por una razón u otra no sea capaz de atravesar, pero solo sé que gran parte de mis dolores musculares, estaban en mi cabeza, en esa tensión por culpa de lo que estamos viviendo, que engrandecía los problemas y empequeñecía los sueños. Un síntoma más colateral de este virus que ojalá sepamos terminar de controlar ya pronto.

Queda por delante un año 2021 aún de incertidumbre, en el que seguiré viviendo más el día a día de cada entrenamiento, compitiendo en lo que se pueda y nos dejen como el Half Triatlón de Madrid a finales Mayo o el duatlón por Relevos en Alcobendas de Abril.


Y en el horizonte de todo, el dorsal para el Maratón de Berlin que lleva guardado en el cajón más un año, ojalá pronto pueda cruzar la meta de la puerta de Brademburgo, sería la señal que toda esta pesadilla ha terminado.

Mientras tanto, mi reto es seguir disfrutando del deporte, porque el deporte es mi vida.