lunes, 31 de julio de 2023

Mazagón: Vacaciones por el Sur

Tras Mykonos y Murcia, el verano me llevó a Huelva, a un pueblo que ni siquiera sabíamos de su existencia, simplemente fue el azar lo que nos trajo aquí, buscando opciones de ir al sur, en un alojamiento con pensión completo o todo incluido, cercano a la playa, dimos con una gran oferta para “OHTELS Mazagón”, un hotel situado en esta tranquila población de extensas playas vírgenes en mitad del Parque Natural de Doñana, en un enclave maravilloso con una arena finísima, dunas y una biodiversidad única.

El hotel, fue todo un acierto, buenas instalaciones, comida variada en su buffet, otro restaurante asador, que me encantó las dos veces que comimos allí, muchas actividades para animar a las personas que estábamos veraneando allí, incluido torneos de pádel, las típicas clases de aquagym y estiramientos, fiesta de la espuma,… buenos horarios en las comidas, adaptadas al turista de la península, no como en otros sitios que hemos tenido que comer a las 13h o cenar antes de las 21h, aquí se podía comer tranquilamente hasta las 16h o cenar hasta las 23h.

Además de una gran piscina, el hotel disponía de parque acuático que disfruté como un niño; quizás ese fue el mayor hándicap del hotel, la gran cantidad de familias con niños que habían, que no dejaban de corretear e ir de un lado a otro.

Sin duda, puedo afirmar con estos kilitos de más que me traigo del sur, que he aprovechado el todo incluido a la perfección, a base de comer y comer, mis mojitos, una cervecita por aquí y otra para allá, esos desayunos interminables, un pecado constante que veremos a ver cómo me quito ahora de encima.

Pero no todo ha sido comer, ha habido muchos ratitos en la playa, jugando a las palas, paseando por esa playa kilométrica que comunica Huelva con Matalascañas, ir en búsqueda de la famosa cara que ha aparecido recientemente por la zona y de la que no se sabe nada de su creador, las medusas en la orilla, la gente pescando y cientos de fotos para alcanzar el Sol.


Uno de los días nos desplazamos a La Rábida, una zona perteneciente a Palos de Frontera con un bonito monasterio franciscano y la zona del muelle de donde partió la expedición de Cristóbal Colon que descubrió América, donde se pueden visitar unas réplicas de las tres carabelas; Santa Maria, Pinta y Niña.


He corrido por la zona, nos apuntamos a un torneo de pádel del hotel, donde había parejas aún peores que nosotros, he nadado en el Atlántico y un día nos alquilamos unas bicis para recorrer el carril bici que conecta con Matalascañas y se adentra en Doñana, para disfrutar del entorno, visitar un pino centenario y caer en la tentación de hacer una reserva para montar en caballo.

Y así fue, el último día antes de volver, día que ya teníamos reservado para ir al Rocio, nos hicieron un hueco para montar a Caballo, por Doñana, adentrarse por el bosque y alcanzar la playa. Yo solo había montado en caballo durante unos minutos en una excursión hace años, para Irene era su primera vez, pero nos atrevimos con esta experiencia, de estar casi dos horas cabalgando por un lugar maravilloso. Con mi poca amplitud de aductores, lo pasé regular, pero fue una actividad que seguro recordamos para siempre, con mi caballo “el Curilla”, comiéndole el culo constantemente al “Duende”, que montaba Irene.

Acabamos el día en la preciosa aldea del Rocío, era un sueño para Irene, y aún veo la felicidad en sus ojos, al recordar la visita. A mí me marcó bastante ver la laguna totalmente seca, frente a la Iglesia, cuando hace unos años con mi visita con Faro de Sur, estaba llena de agua. El Rocío, es un lugar peculiar, sus calles de arena, el blanco de las casas, la famosa Iglesia, los carruajes de un lado a otro, todo el arte de Andalucía condensado en unos metros cuadrados.

Y así llegó el día de la despedida de esta maravillosa semana, por Mazagón, conociendo un poquito más del sur, con la cabeza llena de recuerdos, recuerdos que hubieran sido diferentes si no escapamos de un ascensor atascado, que nos retuvo durante unos angustiosos segundos, que parecieron horas, jejejejejejeje. No sin antes pasar brevemente por Huelva capital.

En fin, segunda experiencia por tierras Onubenses y de nuevo me llevó un gran sabor de boca de esta maravillosa tierra, con la que termina mi periplo veraniego de este verano 2023, ahora a volver con la rutina, antes de poder juntar unos días para regresar por Murcia.

viernes, 21 de julio de 2023

Mykonos: Los 18 de Nayara

Siguiendo con la tradición de irme de vacaciones con mis sobrinos una vez cumplidos los 18 años, este verano tocaba el turno a Nayara, el destino Mykonos con parada en Milán en el viaje de vuelta.

Sobre Mykonos, cuando empezamos a preparar el viaje se leía, de su fiesta o sobre la cantidad de solteros que veranean en especial del colectivo gay, sin embargo una vez pasado unos días por esta maravillosa isla griega puedo afirmar que Mykonos es mucho más.


Nos alojamos en Ornos, muy cercano a la capital Chora, en unos apartamentos bien equipados a escasos metros de una playa fantástica (playa de Ornos), bares, tiendas y parada de bus que te conectaba con bastante frecuencia al centro, al que también podíamos ir andando. Es una isla pequeñita, pero algo caótica en el tráfico, entre las motos, coches y los quads.
Llegar el viernes por la noche, después de haber trabajado ese mismo día y tener aún tiempo para pasear por la orilla del mar, no tiene precio. Aunque para precio el pagado por el taxi al alojamiento, por los apenas 3km que separaban nuestro alojamiento y el aeropuerto, 40 euracos.



El sábado fue el día de conocer la capital, Chora es realmente increíble, siguiendo la línea de toda la isla de casitas bajitas y blancas, te encuentras con una localidad de ensueño, con callejuelas empedradas, subidas, bajadas, balcones y puertas llamativas, una delicia para la vista.  En especial la zona de la Little Venice.







Por la tarde, un poco de relax en nuestra playa, los primeros tik toks y degustar la maravillosa cocina griega con una musaka que enamoró a mi sobrina.
Ya el domingo, cogimos un barquito desde el puerto viejo de Mykonos, para llegar a Delos, una isla que contiene ruinas arqueológicas de la época dorada griega. Buenas risas nos echamos en las ruinas del teatro o ascendiendo las escaleras con las que vislumbrar la majestuosidad de las islas cicladas del Mar Egeo.




Por la tarde, estuvimos en la zona de discotecas de Paradise, increíble lo bien que lo tienen montado, una playa a la que hay que acceder por alguno de los bares de entrada gratuita, el dinero ya te lo cobran luego con la clavada de cualquier consumición o en alquiler de una tumbona.



Aquí un rato inolvidable, que seguro mi sobrina recordará siempre, entre las gogos, el DJ, los mojitos, el bailoteo, las miradas y las risas, muchas risas.




Acabamos con una fabulosa puesta de sol desde los molinos de la capital, coronando un día maravilloso.




Ya el tercer día, sería el día de playas, viendo la cantidad de quads que habían por la isla, baje entre el gran número de locales de alquiler de coches para rentar uno y movernos libremente por la isla, pero pronto me recomendaron que sin experiencia en la conducción de quads sería mucho más seguro alquiler un coche y no lo dudo porque la isla era un poco jungla en lo referente a la conducción.
Con coche pudimos movernos libremente y conocer algunas playas paradisíacas como Platis Gialos o Elia Beach. Un color de agua precioso, transparente, pero con un pero que se repitió en la mayor parte de playas que vimos durante el viaje, casi la totalidad de la extensión son de uso privado con tumbonas de hoteles o bares, dejando un espacio ridículo para el resto de usuarios..




Esta última noche, la puesta de sol la vimos en el faro de la isla situado al norte de la capital, viendo otro anochecer increíble.




Ya el último día, tocó madrugar para llegar al aeropuerto, no hay vuelos a diario Madrid Mykonos, por lo que tuvimos que hacer escala larga en el aeropuerto Milán Malpensa, con el tiempo justo para visitar los puntos más emblemáticos de la ciudad como el Doumo, la Galleria Vittorio Emanuele II o el Castillo Sforzesco.


Poniendo de esta manera el colofón a un viaje que para mí ha sido maravilloso y que espero que también lo haya sido para mí sobrina Nayara, al final son los recuerdos con lo que nos quedamos y en estos cuatro días, tenemos un buen puñado de momentos inolvidables.
Fuera de estas líneas cómo se dice  en las Vegas...lo que pasó en Mykonos se queda en Mykonos .
Un abrazo Nayara