domingo, 21 de febrero de 2021

Toledo: La primera escapada del año

El año 2021, comenzó peor que el 2020, el bicho continúa entre nosotros y tras la manga ancha de las navidades, volvieron las restricciones que nos dejaban aislados en nuestro municipio durante cuatro largas semanas, y con las prohibiciones vuelve la angustia, la incertidumbre, el anhelar cosas que no puedes hacer, el sentirte preso, cansado, agotado, más falto de fuerzas, porque no ves que esta pesadilla vaya a terminar nunca.   

Por eso en el momento que no han dejado salir y movernos por nuestra Comunidad Autónoma, necesitaba cambiar de aires, recargar un poco las pilas, viajar y Toledo fue mi destino, la ciudad imperial, la ciudad de las tres culturas, donde cristianos, musulmanes y judíos convivieron durante siglos.


Ya hacía bastantes años que no recorría las calles toledanas y me perdía por sus sinuosos rincones cargados de historia. La majestuosidad del Tajo, sus puentes, la catedral, las puertas de la ciudad, su muralla, el Alcázar y tantos y tantos secretos escondidos en el subibaja de calles estrechas de su casco antiguo.

La verdad, no me encontré el Toledo que recordaba, el Covid está haciendo mucho daño a todo el turismo y habían una gran cantidad de establecimientos cerrados. Además las calles estaban casi vacías, porque solo el turista castellano manchego puede visitar en este momento la ciudad. Da lástima, pero bueno al menos, “ahí estábamos, mejor que hace un par de semanas, por lo que intentemos pensar en positivo y disfrutar al máximo del finde”, me dije.

Tras un primer paseo por la noche del Viernes, las primeras fotos en la catedral, la plaza de Zocodover y comprar unas pizzas sobre la bocina del cierre de bares a las 21h, nos fuimos a nuestro céntrico apartamento reservado para pasar el finde, mi hermano y yo. (en el coche también vino mi sobrino, pero él tenía otro alojamiento, compañía y planes en la ciudad, xD).


La mañana del sábado, rutita con la bici, para explorar los alrededores de Toledo, llegando hasta el embalse de Castrejón y disfrutando a la vuelta de las vistas desde el mirador del Valle, el mejor sitio para fotografiar Toledo.

Más tarde estuvimos por el centro, disfrutando del sábado primaveral que nos regalaba el hombre del tiempo, alguna terracita y tras comer un tranquilo paseo, por el camino pegado al río. 

A última hora de la tarde, tenía contratado un free tour, para conocer un poco mejor los secretos de la ciudad, solo fuimos 4 personas, más la guía, un auténtico tour privado, con el que nos adentramos entre cobertizos, callejones y conocimos un poco mejor como fueron capaces de convivir tres culturas durante tantos siglos o la historia del General Moscardó en la defensa del Alcázar de Toledo. Un paseo de 1h y media recorriendo una historia desde los romanos hasta nuestros días.


El domingo nos levantamos y nos fuimos corriendo rio arriba por la senda GR 113, con la que se podría continuar hasta nuestra provincia si quisiéramos, pasando por Aranjuez, lo que se conoce como el “Camino Natural del Tajo”, nosotros solo hicimos unos kilómetros de ida y de nuevo mismo camino de vuelta, disfrutando de una buena mañana.

Pero ya después de dejar el apartamento, el cielo se comenzó a encapotar y en nada cayeron las primeras gotas de agua, así que poco más pudimos hacer, más que cervecear, darnos el último paseo y tras comer, de vuelta a casa, más cansados de piernas que nos fuimos, pero con la cabeza infinitamente mucho más libre.

Ya hacía falta salir un poco.