domingo, 16 de mayo de 2021

Las Lagunas de Ruidera y su triatlón


En este año, estoy conociendo nuestra comunidad autónoma mejor que nunca, la excusa de una nueva competición en mi particular desescalada hacia la nueva normalidad me trajo a este precioso paraje frontera de las provincias de Ciudad Real y Albacete.

Tras un buen atasco, fruto del primer fin de semana sin estado de alarma, llegué a la localidad de Ruidera donde tenía un hotelito para pasar el finde y conocer la zona.


Ya el viernes paseé de un lado a otro, la sendas bordeando las lagunas, las impresionantes vistas desde el mirador de la laguna del Rey y la cascada del Hundimiento. Necesitaba está conexión con la naturaleza y desconexión de la rutina. 


El sábado ya estuve acompañado con mis compañeros del Triatlón Marchamalo, analizando las transiciones, recogiendo el dorsal, comiendo bien de pasta antes de la prueba y preparándonos para la que nos venia encima.


El triatlón no salió como me hubiera gustado, al entrar al agua pise una piedra que luego más adelante me pasaría factura, la natación se me hizo larga, salí algo mareado y era incapaz de quitarme el neopreno, casi me pongo el casco encima del gorro de natación, imaginaros como iba.


La bici, me sentí bien, pase a muchas bicis, pero la vuelta desde Osa de Montiel hacia Ruidera hacia un viento criminal, si bien me salió una gran medía.

Y cuando llegaba mi sector, fue meterme en los caminos junto a las lagunas y empecé a notar un dolor brutal en la planta del pie y recordé la piedra que había pisado al entrar a nadar..solo pude hacer un kilometro a mi ritmo, luego entre el calor y un flato que no me dejaba correr erguido fui bajando el ritmo y me hizo detenerme en un par de ocasiones, que sensación más mala de sentirme bien de piernas pero ser incapaz de correr más.


Pero el deporte tiene estas cosas y tengo que quedarme con lo maravilloso que fue disputar un triatlón en este paraje.

Sin duda lo mejor, fue la celebración posterior con una gran barbacoa con la gente de Marchamalo, ya había ganas de pasar un rato así, entre risas, anécdotas, cervezas y buena carne.

En fin, un finde maravilloso de los que se necesitaban.