domingo, 27 de octubre de 2013

Bernabéu: teatro, mercado, educación



El pasado miércoles volví al Santiago Bernabéu a ver un partido de Champions, hacía mucho tiempo que no iba a ver un partido de Copa de Europa y además era la primera vez que iba con mi sobrino Carlos  a ver un partido así.

La ilusión era grande, llevábamos mucho tiempo esperando este día, la Champions, el Bernabéu, un partido grande contra la Juventus, nuestros bocadillos, unas entradas a pie de campo cerca de la esquina izquierda del fondo sur y sobre todo muchas ganas de disfrutar.

Llegas al estadio y te contagias por el ambiente, entras al campo y siempre te quedas anonadado por su magnitud, ves calentar a los jugadores muy cerca de ti, intentas que las cámaras del estadio te saquen por los videomarcadores y se te ponen los pelos de punta con el video de momentos históricos del Madrid con Plácido Domingo de fondo y escuchas el himno de la Champions.

Pero empieza el partido y comienza el teatro, el Bernabéu se calla, solo la grada joven ánima y se escucha mucho más a mil aficionados juventinos que a todo el Bernabéu, que ante los cánticos de la afición rival, no se contagia intentando animar ellos más fuerte, solo silbando. Y es que aquí sólo se sabe silbar, se silba al árbitro, al equipo rival, a la afición rival y a nuestros jugadores.

Es cierto que el juego del Madrid no engancha, no juega bien, pero las 80000 personas que estamos aquí estamos representando a millones de aficionados madridistas y deberíamos al menos hacer todo lo posible por llevar en volandas a nuestro equipo, como hacen muchas aficiones, pero no, aquí o es el equipo el que levanta a la grada o nada.

Yo me siento Madridista, y lo reconozco incluso en días como hoy tras perder un clásico, cuando muchos se esconden o solo salen para excusarse de una derrota por el árbitro. El Madrid, este sentimiento está muy por encima de jugadores y entrenadores egocéntricos, pero me fastidia mucho pagar un dineral por un espectáculo, que al menos antaño se veía tanto en el campo como en la grada y encontrarte rodeado de personas, que vivirán el madridismo como yo, no lo discuto, pero que en muchos casos están más pendientes de su móvil que del partido.

El miércoles pasado el Madrid ganó, no jugó bien, pero ganó y las mayores ovaciones del encuentro se la llevaron Fernando Llorente y Pirlo, el Bernabéu supo reconocer la trayectoria de estos dos futbolistas y eso si me parece un gesto de hombría, pero es una afición que no anima, solo silba y la mayoría de los cánticos son para insultar a los rivales, en vez de a favor de su equipo de nuestro equipo. 

Me fui con un sabor agridulce, no puede ser que 1000 aficionados se escuchen más que 80000, no puede ser que se pite a un jugador de nuestro equipo, antes de que falle o no luche por un balón, no puede ser que seamos madridistas, estemos en el Bernabéu y no lo demostremos..

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