domingo, 4 de mayo de 2014

Bermeo y su vecina Mundaka



La excursión esta vez me llevaría hasta Bermeo, pueblo marinero al este de Vizcaya. Desde Basauri cada hora salen trenes del Euskotren hacía allí, el viaje es una auténtica preciosidad, ya que atraviesas montañas, bosques, ríos, túneles y según te acercas a tu destino la costa de Mundaka y unos preciosos acantilados, que bien merece aparcar el coche y disfrutar de esta hora de viaje por el tren de vía estrecha por un trayecto único a un precio irrisorio menor de  dos euros con tu tarjeta Barik.

La primera sensación que tienes al llegar a Bermeo es el olor a mar, paseas y ves que todo el centro del pueblo es su puerto, ya que todas las calles terminan dando a él, realmente precioso, todo la vista panorámica de las casitas mirando al puerto, los barcos, las esculturas. Un entorno magnifico que quizás no llegue al nivel del graderío del pueblo asturiano de Cudillero, pero también muy bonito.

Luego te pierdes por sus calles, contemplas sus miradores y la zona de la Atalaya, donde las vistas del Cantábrico son increíbles. Y mientras comes, piensas lo que me puedo estar perdiendo al no poder visitar la ermita de San Juan de Gaztelugatxe y su peculiar entorno, debido a la restauración que están sufriendo su escalinata debido al duro invierno.

Pero como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga, ya que gracias a estas obras pude visitar el que sin duda ha sido el pueblo más bonito de todos los que he conocido en Vizcaya, se trata de Mundaka.

A penas tres kilómetros de Bermeo y ubicada en una zona rocosa de cara al Cantábrico, Mundaka me fue conquistando según iba conociéndola, al principio por un paseo por la Naturaleza al borde de unos impresionantes acantilados con unas vistas magnificas al mar, que terminaban en uno de los lados del puerto, desde donde se podía vislumbrar el precioso entorno junto al puerto, con un parque, muchas casitas preciosas, una zona lleva de vida, que ni siquiera estas fotos reflejan lo que se veía.
 
Fueron unos instantes preciosos, el mar entrando en todo ese paraje marinero era muy bonito y me recordaban a otros lugares en el que se combinan agua y casitas, creando verdaderas postales, como en Amsterdam o Brujas.

Realmente unas imágenes de esas que se quedan en el recuerdo y que te llenan de vida para encarar la vuelta a la rutina.

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