miércoles, 16 de noviembre de 2016

La historia de mi Behobia 2016



Cuanto han cambiado las cosas desde ese mes de Julio, en el que empecé a pensar en mi temporada deportiva de este año. El primer objetivo marcado era bajar mi marca en 10K, en la carrera de las aficiones que se disputaría el 13 de Noviembre, y marqué en rojo esa fecha en el calendario como el primer reto de la temporada, bajar ese 36:34 del año anterior…


Semanas después todo cambió y mis circunstancias personales me hicieron replantearme muchas cosas, mi cabeza no me ayudaba en mis entrenamientos y por ello tomé la decisión de olvidarme del primer objetivo a cambio de disfrutar un fin de semana con mi hermano y los runners en Doností, correr la Behobia y sobre todo alejarme por un par de días de la soledad en la que me encontraba cuando tomé la decisión.


Desde esos días de mitad de Septiembre, es difícil de explicar lo que ha sido mi vida, una montaña rusa de sensaciones, de emociones,  muchos momentos de vacío o soledad y otros de inmensa ilusión, momentos de esperar, momentos que necesitas abrazar, que te pregunten qué tal…

Inmerso en mí, te das cuenta que los problemas cotidianos del trabajo ya no lo son tanto, cuando tienes otra preocupación en la cabeza;  y para liberarte de todo, mi deporte. Y entonces entrenas, sin preocupaciones, sin prisas, disfrutando, mejorando. Los domingos, compites, viviendo días estupendos entre mis villanos, los runners, la montaña, el asfalto, mis zapatillas y esas sensaciones indescriptibles que me hacen sentir feliz.


Y así llegó este fin de semana, en el que con mi hermano, Jose y David, nos fuimos rumbo a Guipúzcoa, a vivir un fin de semana que ha sido inolvidable. Con los bocadillos de jamón recién cortados en el viaje de ida, con la pedazo de casa que nos alquiló David en Zizurkil, el paseo por la feria del corredor, los pintxos, los recuerdos, los peines del viento, el funicular y el paseo entre la lluvia por el Monte Igueldo, uno de los rincones más mágicos que he podido visitar nunca,  desde donde tienes las mejores vistas de la playa de la Concha y de todo Donosti y para rematar el día los espaguetis de mi hermano antes de dormir.
 
El domingo, amaneció con mucha lluvia y nos disfrazamos entre plásticos rumbo a Behobia, una vez allí me despedí de mis runners y comencé mi aventura de 20 km. 


Esta carrera tiene una magia única, se le pueden poner muchas pegas, que si cara, mal tiempo habitualmente, perfil duro, recorrido no especialmente bello, … pero sin embargo es posiblemente la mejor carrera de todas las que he corrido, gracias a la gente, por eso todos los aficionados a este deporte deberían regalarse el disputarla alguna vez.


Durante la carrera, tuve muchos momentos de emoción, de felicidad, de sufrimiento, de dudas, una clara representación en poca más de una hora y veinte minutos de lo que mi vida es en estos momentos, es imposible que pueda describir todo lo que pude llegar a sentir, pero en este video de entrada a meta, se puede ver un reflejo del nivel de exaltación que pude llegar a sentir.


Después llegaría el caldito caliente, el esperar a tus compañeros, encontrarme con Carlos Serrano, ver la alegría de mis compañeros runners con la carrera realizada, todos con unos tiempos impresionantes, serían los espaguetis del día anterior, xD. 

Y como no habíamos tenido kilómetros suficientes, aún quedaba dar un paseo por el casco antiguo, disfrutar de sus calles, animar a los corredores que seguían llegando a la meta y darnos un homenaje comiendo como Dios manda, con un servicio sobresaliente, jajajaja.
 
Sé que tras bajar más de 4 minutos, en esta Behobia, respecto al año anterior, estaba preparado para haber hecho mi mejor marca en las aficiones y alimentar un poco ese ego personal que todo runner le ayuda a tirar adelante, pero no me arrepiento en ningún momento de haber tomado la decisión de vivir este fin de semana con Jose, David y mi hermano Gaspar, gracias por hacer que estos días hayan sido inolvidables. 


Ya queda menos para Sevilla..

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