jueves, 11 de mayo de 2017

El ambiente del fútbol es indignante

Normalmente utilizo este espacio, para hablar de mis viajes, mis experiencias, de todo aquello que quiero compartir y poder rescatar en cualquier momento de mi futuro. Hoy lo utilizaré para compartir una carta escrita por mi hermano Gaspar, que comparto en su totalidad. 


El ambiente del fútbol es indignante 

Soy aficionado al fútbol y seguidor del Atlético de Madrid. El pasado día 10 de Mayo, asistí junto con mi hermano, seguidor del Real Madrid, al partido de vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones en el Estadio Vicente Calderón. 

No vivimos en Madrid y no somos asiduos a acudir a los estadios, pero nos encanta el deporte en general y el fútbol en particular, y asistir a ese partido era un regalo que pretendía disfrutar juntos de un encuentro tan emocionante. Ese día salí pronto de mi trabajo, preparé unos bocatas, me puse la camiseta de mi equipo, cogí mi bufanda de aficionado atlético y me fui a esperar a mi hermano a la salida de su trabajo. 

Sobre las 19:00 estábamos en las inmediaciones del Estadio Vicente Calderón. El ambiente se palpaba tenso. Nos disponíamos a sentarnos a merendar cuando dos policías nos indicaron que en ese lugar no podía ser porque por ahí iban a llegar los aficionados del Real Madrid. Por lo que buscamos otro sitio para tomar nuestra merienda. Mi hermano prudente y retenido en sus sentimientos no sacó de su mochila la camiseta del Real Madrid. 

Tras merendar dimos un paseo por los alrededores del estadio y tomamos unas fotos de recuerdo, y cuando vimos que abrían las puertas del estadio, decidimos aproximarnos a nuestra puerta de acceso en el lado norte del estadio. De repente empezamos a ver botellas de agua y botes de refresco salir volando en dirección a la policía y a los aficionados del Real Madrid que llegaban juntos y escoltados. Asustados, nos quedamos quietos junto a las paredes del estadio mientras seguíamos contemplando una batalla campal verdaderamente indignante. Esperamos unos minutos hasta que pudimos avanzar y llegar a nuestra puerta. Noté una sensación de alivio cuando ingresamos al interior del estadio y encontramos nuestros asientos. 


Estábamos en la grada baja del Fondo Norte, justo debajo de los aficionados del Real Madrid. Aquella separación, entre unos aficionados y otros, lógicamente impedía la violencia física, pero la violencia verbal era mayúscula con insultos y gestos de todo tipo de manera recíproca. 

Los equipos salieron a calentar y tanto mi hermano como yo comentamos lo incómodos que nos encontrábamos en ese ambiente y que, desde luego, no había sido muy buena idea acudir al fútbol. 

El partido comienza y el Atlético de Madrid muy pronto hace su primer gol. En ese contexto, una gran cantidad de aficionados del Atlético de Madrid en vez de aplaudir y animar a su equipo lo que hicieron es girarse hacía los aficionados del Real Madrid y hacerles cortes de mangas, peinetas e insultarles gravemente. Poco después llega el segundo gol y la situación se repite y nuestra sensación de incomprensión ante lo que estamos viviendo se hace cada vez más y más desagradable. 

Al filo del descanso, el Real Madrid marca su gol y el ambiente se vuelve todavía más tenso pero con los aficionados en papeles cambiados. En ese instante, recordé a mi hermano que controlase sus impulsos y que desde luego, dejase su camiseta quieta en su mochila; a lo que él me devolvió una pequeña sonrisa cómplice. 

Durante el encuentro y al final del mismo, pudimos ver gestos y adivinar expresiones de distintos jugadores que tampoco ayudan nada a mejorar el clima de respeto y deportividad que un evento de esta magnitud debería vivir. 

Me dirijo desde aquí a todos los responsables de generar esta violencia, a todos los dirigentes de clubes, a aquellos políticos que no ven el problema por ningún lado, a todo el que hace un comentario desafortunado, a aquellos jugadores que son ídolos de mucha gente y que no dan ningún buen ejemplo, a todos aquellos falsos aficionados, que lejos de ver el fútbol, se dedican a sembrar discordia con insultos muy graves y canticos hirientes con letras llenas de mal gusto. 

Muy señores míos, yo fui al fútbol con la ilusión de ver remontar al Atlético de Madrid, pero también a pasar una tarde fantástica con mi hermano, disfrutando del juego, disfrutando de la puesta en escena, del coraje y la lucha de los míos, pero también, y por qué no, de la clase y la habilidad técnica de los otros. 

No entiendo por qué alrededor del fútbol se permite todo. La mayoría tenemos algún familiar o compañero de trabajo del otro equipo, y no creo que en las reuniones familiares o en la oficina nadie vaya insultado al otro por ser aficionado contrario. Pienso que ningún responsable de todo este circo debería permitir actitudes como las que he estado relatando. Por encima de ganar o perder debería estar defender la educación y el comportamiento cívico. 

Llámame iluso por que tenga una ilusión, que los responsables formen a los aficionados en el arte de cantar y animar desde el respeto, y que lo contrario se persiga y no se permita. 

Llámame iluso por que tenga una ilusión, que los clubes formen a sus jugadores y entrenadores en el arte de jugar y luchar desde el respeto, y que lo contrario igualmente se persiga y no se permita. 

Llámame iluso por que tenga una ilusión, que los responsables lo sean realmente. 

Llámame iluso por que tenga una ilusión, que pueda ir con mi hermano a un derbi y cada uno con la camiseta de su equipo puesta. 

Gaspar García Serrano

1 comentario:

  1. Tras vivir lo ocurrido en estas semifinales de Champions en el Calderón, puedo decir que es una experiencia que no quiero volver a sentir. Yo tenía la ilusión de ver un gran espectáculo, pero la batalla campal del comienzo del choque y el tener que aguantar como toda la gente a mí alrededor escupía palabras de odio contra el madridismo, me provocaba una sensación de indefensión y miedo. Los insultos o el deseo de muerte de jugadores y aficionados, fue una tónica durante todo el encuentro. Y es que la mayor parte de la afición de mi zona, estaba más pendientes de increpar a la hinchada rival que de disfrutar de la posible remontada de su equipo.
    Con esto no quiero desprestigiar a la afición del Atleti, la falta de respecto y de educación, está igual de repartida entre unos y otros, por eso antes de hablar de valores, hay que mirarse el ombligo de uno mismo.
    Para mí fue impresionante, escuchar a la afición atlética animando incansable durante todo el encuentro y sobre todo como más del 90% del estadio aguantó un verdadero diluvio (con una eliminatoria ya perdida a esas alturas) hasta que los jugadores se metieron en el vestuario, haciéndoles volver a salir, fue muy emocionante. Pero yo también aguanté ese diluvio, por lo que como aficionado, no me considero ni más ni menos que nadie.
    El problema de todo, es la falta de respeto, en la que se confunde la rivalidad con la falta de educación y la violencia, ojalá alguna vez maduremos como sociedad lo suficiente y un aficionado pueda ir a un estadio de futbol con la camiseta de su equipo, sin miedo y sin sentir que su mera presencia es una provocación en la hinchada local, ojala llegue un día que los cánticos de las aficiones, sean solo para animar a su equipo y no para desprestigiar al rival, ojala llegué el día que nadie sienta odio hacía unos sentimientos opuestos a los suyos.
    Pero sinceramente después de lo vivido, ese día está aún muy lejano en el tiempo, ojala me equivoque.

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