Llevaba
mucho tiempo esperando este fin de semana, que se empezó a fraguar desde hace
más de un año y que desde Mayo ya se concretó con el dorsal y el hotel. Los
ingredientes eran propicios, visitar una
ciudad de las que más me gustan San Sebastián y correr una de las carrera que
mejor referencias me habían dado, la Behobía. Y puedo decir que las
expectativas que tenía han sido superadas para bien, convirtiéndose en un fin
de semana redondo que tardaré mucho en olvidar.
El
viaje comenzaba cogiendo un tren en Chamartín y ver que el vagón estaba lleno
de gente que íbamos a la carrera, llegas a Donosti y te diriges a tu
alojamiento y piensas que suerte que he tenido de encontrar a la gente del
Surfing Etxea un piso muy cerca del centro, donde me trataron de maravilla.
Cenas y te dices otro viaje en el que no tiene pinta que pase hambre, madre mía
como se come en el Norte!!!
Llega
el sábado y espero a mi hermano Juan en la estación de autobuses, que como está
trabajando en Bilbao se acerca a pasar el día conmigo y vamos a Anoeta y ves la
que tienen montada. Vuelves al centro y paseas por sus callejuelas, la plaza de
la Constitución, el Ayuntamiento, la playa de la Concha..me dejo envolver por
la ciudad.. me encanta.
Hablo
con mi hermano mucho, hacía mucho que no conversábamos tanto y te das cuenta
que está feliz, que este trabajo le hace sentirse bien. Comemos, vemos juntos
el Madrid-Real Sociedad, mientras nos juntamos un rato los tres hermanos, ya
que Gaspar también ha venido a correr la Behobia. Despides a Juan entre la
lluvia, visitas la catedral del Buen Pasto y te hinchas a comer pasta con Pablo
y sus colegas que repiten experiencia.
Y llega
el domingo a las 8:30, había quedado con Carlos, Miriam, Jesús y Esther y nos
hacemos fotos los villanos. Cogemos el tren, madre mía mover casi 30000
personas y va todo perfecto. Llegamos y el ambiente es increíble, se sienten
los nervios, nos colocamos en la salida y todo se detiene un momento, cierro
los ojos, me agacho y me digo: ¡¡¡Vamos David, disfruta!!!
Comienza
la carrera, en Irún te vas controlando porque la gente te anima a tirar pero
sabes que la carrera es larga y vas avanzando y te sientes bien, voy feliz con
una sonrisa, chocas la mano con los niños y superas las primeras cuestas, los
kilómetros pasan, me siento fuerte lleno y tiro más y más, la gente me lleva,
tengo agua cuando tengo sed, me dan una naranja , antes de empezar a
desfallecer y cada vez estás más cerca.
Superas
la última cuesta y das lo máximo hasta el final, cuando crucé la meta, lloraba,
era feliz, había hecho un tiempazo y había sentido cosas indescriptibles,
esperé a Carlos y nos fundimos en un abrazo, que carreron ambos, me ducho y
vuelvo a ver a mi gente, ves a Miriam, a mi hermano Gaspar.. y vuelvo a sentir
como me emociono como soy feliz, como el sufrimiento te da estas recompensas,
ves a gente llegando estenuida, les animas, intentas devolver parte del calor
recibido en tus 20km.
Pero
todo termina, coges el tren de vuelta y no dejas de pensar en la carrera y te
pones a escribir estas líneas. Cierras los ojos y te vienen momentos,
emociones, sensaciones, esta carrera hace que el corredor popular se sienta
importa, porque la gente se echa a la calle y no dejan de animar nunca.
Gracias Behobia SS.
¡David! enhorabuena por la carrera y felicidades por la crónica.
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