domingo, 8 de diciembre de 2013

¿Es este el futuro de nuestra Sanidad?



Durante las últimas semanas he vivido de primera mano uno de los acontecimientos más esperpénticos que he vivido en la seguridad social y que me hace reflexionar si esta situación no empezará a ser más común ahora que queremos mezclar sanidad con negocio.

Una lista de espera que no terminaba nunca acaba con la derivación de un gran número de pacientes a un clínica privada para una supuesta simple operación de cataratas, hasta ahí todo parecía correcto, pero el día de la operación te das cuenta que eso parece más una verdulería que un centro médico.

Prefiero no dar nombres, ni de médicos, ni del lugar, que en mis anteriores visitas con problemas a raíz de mi servicio deportivo nunca me había transmitido este descontrol. Los pacientes y familiares se apelotonaban en la pequeña sala de de espera, las enfermeras dilataban los ojos a los pacientes en la propia sala de espera, sin llevar ningún rigor de a quien le echaban qué y en qué ojo, según pasaban los minutos, había más y más gente, porque los pacientes que iban siendo operados eran sacados del quirófano,  bastante aturdidos y se tenían que enfrentar con el mercado y murmullo que había afuera. Un verdadero caos, que dudo siguiera el protocolo normal en estas operaciones.

Entre tanto descontrol a nosotros nos debió tocar la china, ya fuese por un error humano, técnico o de ambos, ya fuese solo mala suerte o fruto del descontrol que allí se estaba viviendo, pero lo que es una operación fácil terminó en unos días sin visión en el ojo, nuevas visitas al médico, algún que otro tropezón y una segunda operación realizada totalmente destrangis en la misma clínica privada a cargo del facultativo, que al menos reconoció su error y se hizo cargo de una operación que no quedo registrada en ningún sitio.

Por suerte, parece que esta vez todo salió bien, pero  sinceramente tengo miedo que este sea el camino que puede llevar nuestra sanidad, porque cuando mezclamos el dinero con la salud, puede que no siempre salgamos ganando, porque la sanidad no puede verse como un negocio, sino como algo sostenible.

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