domingo, 20 de abril de 2014

Una Semana Santa alejada del Tambor



Normalmente la semana santa me lleva a Hellin, Ciudad del Tambor a vivir al lado de mi familia, procesiones y  tambores, pero este año aprovechando que mi hermano Juan tiene casa en Basauri al lado de Bilbao, planteé unos días diferentes donde alejarme de lo de siempre y descubrir los pueblecitos cercanos de Bilbao, descansar, desconectar del trabajo y tener la posibilidad de entrenar tranquilamente en un idílico paisaje de mar y montaña.
 
No puedo negar que en muchos momentos me gustaría haber estado en Hellín y ver a mis padres que ya llevo demasiadas semanas sin estar con ellos y también poder ver a mis primos y tíos, porque ya hasta otro año será difícil coincidir con todos ellos, pero creo que este viaje era una oportunidad y no había que dejarla escapar.

En los próximos días iré publicando, mi experiencia en cada uno de los pueblecitos que he visitado, como Portugalete, Getxo, Plentzia, Durango o Bermeo. Unos lugares, pequeñitos, alejados del mundanal ruido de la ciudad, pero pueblecitos con encanto que han conseguido que disfrute al máximo de esta semana de vacaciones.

En primer lugar, quiero hacer una reseña a Basauri, pueblo obrero con unas cuestas infernales, donde he dormido todos estos días, desde donde partían mis excursiones y mis entrenamientos  por esos caminos junto a la ría que cada día me llevaban a un sitio, subiendo y bajando, descubriendo la naturaleza del Norte y llegando a Bilbao por unas rutas que me han hecho más que nunca juntar dos de mis grandes pasiones, viajar y el deporte. Y dónde también he ido al cine por 5€ a ver una película, en el que pude contemplar que los vascos tienen sentido del humor y se pueden reír de si mismos. 

En definitiva unos días maravillosos en Vizcaya, con un tiempo inmejorable que ha hecho cargar las pilas hasta el verano y descubrir que si el Norte es bonito, con un poquito de sol como en esta ocasión lo es si cabe aún más.

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